ESPECIALES #1

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ESPECIALES #1

Los pasillos de Osadía estaban llenos de gente, pero ya no se escuchaban los gritos y el jaleo que acostumbraba a sonar en el complejo. Se podría decir que todo había vuelto a la normalidad, aunque para el resto de facciones era mucho más sencillo que para nosotros. Habíamos perdido bastantes vidas, pero el dolor persistía por parte de todos aquellos que se habían convertido en asesinos sin si quiera ser conscientes de ello. Abnegación también estaba destrozada, tanto sus infraestructuras como sus personas, pero parecían esperanzados mientras se reconstruían y para nada culpaban al resto de soldados. Al fin y al cabo, solo unos pocos buscaban esta guerra y ellos ya habían pagado por sus crímenes.

Cuando me encontraba frente a un pasillo vacío me imaginaba que en cualquier momento me cruzaría con un grupo de soldados dentro de la simulación. Esos que hacían la ronda de reconocimiento por el complejo y disparaban indiscriminadamente. Y si no, tenía las pesadillas para atormentarme.

- ¿Has podido dormir? – la voz de Christina me devuelve a la realidad, recordándome que tengo un bol de cereales delante. Ya deben de estar blandos e insípidos.

- ¿Tengo cara de haberlo conseguido?

- Tienes las ojeras más horribles que he visto nunca. – se burla, pero no veo el brillo en sus ojos que anteriormente la acompañaba. – Después de las mías, claro.

Sonrío por unos instantes y meto la cuchara en la leche. Viene a mi memoria la primera vez que pisé el comedor de Osadía; esa noche en la que Drew me ofreció sitio a su lado con socarronería y Will me defendió. Me senté con ellos y conocí también a Al y a Tris. Ahora ya solo quedamos Christina y yo. Dejo escapar el aire con pesadez y suelto la cuchara; tengo el estómago completamente cerrado.

Noto cómo Christina se tensa. Su mirada persigue a alguien y me giro disimuladamente para entender qué ocurre. Al momento vuelvo a hundir mi vista en los malditos cereales. Con un poco de suerte él no me habrá visto.

- ¿Cuándo vas a ir a hablar con Peter? – me pregunta Christina sin pizca de tacto. Por suerte no lo ha gritado. En otros momentos podríamos hablar en cualquier tono y el alboroto común del comedor nos habría cubierto; pero ahora solo se oyen sutiles murmullos. Ya he dicho que el ambiente en Osadía ha cambiado.

- Jamás.

- Vais a vivir en el mismo complejo de por vida. Al menos si todo va bien. No puedes evitarle constantemente.

- De momento lo he conseguido bastante bien. – presumo. – Así que voy a seguir haciendo lo mismo.

- Mientras más lo pospongas, más incómodo será.

Me encojo de hombros con indiferencia. Sé que tiene razón y que estoy actuando como una niña pequeña al no querer reconocerlo, pero es que en estos momentos enfrentar a Peter me parece la mayor de las locuras.

- Él tampoco ha hecho mucho por buscarme. – susurro quejosamente. No sé si Christina no me escucha o si prefiere ignorarme, pero la conversación se queda ahí.

Cuando Tris apagó la simulación y despertó a todos los osados, estos se refugiaron durante un tiempo en Verdad hasta entender la situación. No fue mucho tiempo; casi el mismo que yo aguardé en Cordialidad tras huir de Osadía. El mismo día en el que sucedió el ataque contra Abnegación, Jeanine murió traicionada por uno de los suyos. Era un erudito que quería hacerse con el mérito, pero fue abatido por los soldados osados en cuanto la atacó. Sin embargo, nadie pudo salvar la vida de Jeanine: el veneno que le inyectó fue mortal.

Se podría decir que el plan de Jeanine murió con ella. Nadie en Erudición, por válido que fuera, era capaz de ocupar su puesto; y los osados que le eran fieles no podían continuar con la tarea sin órdenes. Después de todo, solo eran soldados.

One choice | Peter HayesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora