Capitulo siete

380 17 0
                                    

-Oh dios mío, Sam, pero que hermoso- dijo mi madre refiriéndose al ramo de rosas que estaba encima del pequeño comedor

-Sí que lo es, pero quien lo dejaría aquí, porque Nick está en el trabajo- miro a mi madre, confusa- bueno, mama, ¿quieres comer algo?

-Sí, Sam, podemos hacer lasaña

-Claro, veré si tenemos todo los ingredientes

Luego de buscar todos los ingredientes, comenzamos hacer la comida, no recordaba lo divertido que era cocinar con mi madre, siempre hacíamos la cena juntas luego de salir de la secundaria, y era lo mejor del mundo... Paso el tiempo, entre risas y uno que otros cotilleos que habían ocurrido durante todo el tiempo que no nos vimos, y ya estaba lista la lasaña, cuando se escuchan unas llaves en la puerta, era Nick.

-Dios, huele delicioso- dice al entrar a la cocina, sonrió al escucharlo

-Hola, Nick, tiempo sin verte, querido yerno- dice mi madre con aquella encantadora sonrisa que tiene

-Oh, hola, Sra. O'conells, ¿Cómo ha estado?-dice con una pequeña sonrisa

-Nick, ya deja de decirme Sra. O'conells, dime de una vez por todas Susan- dice mi madre, sonriendo y virando los ojos

-Está bien, Susan. ¿Y tú, cariño, como estas?- dice dirigiéndose a mí, con su radiante sonrisa

-Bien, cariño, ¿y tú?- digo depositando un pequeño beso en sus labios-, ¿no tuviste mucho trabajo?

-Excelente, mi vida. No, termine antes el poco papeleo que tenía y he venido antes a casa.

Luego de una pequeña conversación entre mi madre, Nick y yo, pusimos la mesa e inmediato comenzamos a cenar, al cabo de las 10:00pm, terminamos de cenar y charlar, por lo tanto recogimos todo los platos y cubiertos que se encontraban en la mesa. Mi madre de por si siempre ha sido terca, y más cuando se trataba de lavar los trastes, Nick y yo le habíamos dicho que él y yo los lavaríamos, luego de luchar contra la terquedad de mi madre y dar por terminada la pequeña y divertida discusión, terminamos de lavar y guardar todos los trastes, fuimos a la habitación a ducharnos y por fin a dormir.

Ya es tarde para la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora