2. Devotus

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No sabía cómo provocar las visiones pero tendría que hacer un esfuerzo. Él me había dicho que ahora sabría donde estaría, estábamos sincronizados, eso debía ser un punto a mi favor en aquel momento.

Cerré los ojos y me concentre en… ¿En que debía concentrarme exactamente? Ojala haya un club que me enseñe como manejar todo esto. Poco a poco comencé a sentir una extraña sensación en la cabeza, como si en mi cerebro se estuvieran prendiendo partes que permanecían ocultas, no me agradaba mucho esa sensación pero necesitaba a tutor ahora más que nunca.

Una imagen se fue abriendo paso en mi mente de manera muy torpe, era como tratar de sintonizar un canal en un viejo televisor sin antena. La imagen se hizo cada vez más nítida, en ella veía a mi tutor sentando en su cama con un mono negro y un franela blanca, parecía estar leyendo algo en una laptop ¿Me escucharía?

— ¿Tutor? —Le llamé apenada—.

Tutor se sobresaltó un poco y cerró la laptop, de pronto sus ojos se hicieron solo un poco más claros, casi imperceptiblemente, y sonrió.

—Srta. Baker —Me saludó, yo solo me encogí de hombros—.

—Es mi primera visión —Le comunique—. Así que siéntete privilegiado —Se acomodó mejor en su cama—.

— ¿A qué se debe el honor? —Sentí como si me mirara—.

— ¿Puedes encontrarte conmigo en la escalera principal del dormitorio de chicas? Necesito alguien con quien hablar —Me sorprendí de lo triste que sonaba mi voz—.

— ¿Pasó algo malo? —Sentí su preocupación como si yo misma lo estuviera sintiendo—.

— ¿Podrás venir? ¿Cinco minutos?

—Claro — ¿Ahora como acabaría la visión? —.

— ¿Puedes acabar con la visión? Aun no sé cómo hacerlo

—Claro —Mi tutor sonrió y luego la visión se había acabado—.

Supongo que debía quedarme allí a esperarlo, me sentía muy cobarde como para enfrentarme a alguien que no fuera tutor y por nada del mundo quería llevarme la sorpresa de que Rose aun estuviera en la habitación y tuviera que inventar otra cosa para justificar mi tristeza, comenzaba a cansarme el tener que guardar secretos.

Me encogí apoyando mi barbilla en mis rodillas, la noche comenzaba a hacerse cada vez más fría por lo que me encogí aun mas ¿Cómo le confesaría a Anna que tenia la habilidad de tener visiones? ¿Ella me creería? ¿Seguiría siendo mi amiga después de todo?

Cerré los ojos para imaginarme que me encontraba con ella de nuevo. Me era imposible olvidar mis días en su casa, cuando amanecíamos hablando sobre la ridícula que parecía ser la vida a medida que crecíamos, sobre en quien debíamos confiar, sobre porque nuestros padres parecían no confiar en nosotras para diversas cosas.

— ¿Ahora podrás decirme que es lo que ocurrió? —Dijo tutor sorprendiéndome, abrí los ojos y lo miré—.

—No te he llamado para otra cosa —Suspiré mirando mis pies, tutor se sentó en la escalera a mi lado—.

Estuvimos en silencio unos momentos, a pesar de que deseaba hablar y quejarme, sobre todo quejarme, la presencia de tutor me hacía sentir nerviosa y hasta culpable.

—Hable con Anna, mi mejor amiga —Comencé rompiendo el incomódo silencio—.

— ¿Cómo fue? —Preguntó mirándome fijamente—.

—Muy bien la verdad, nos reímos mucho —Lo miré—.

—Pero entonces  ¿Qué salió mal?

—El que no pudiera decirle que estoy en un lugar donde todos los que me rodean tienen la habilidad de tener visiones —Le dije casi molesta—.

Devotus [Versión Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora