6. Parte IV

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Demonios —Susurré separándome de Nico quien miró con el ceño fruncido la pantalla de la computadora—.

Me quedé allí de pie mientras Nico sacaba el Cd y buscaba algo en la computadora. Cuando la canción volvió a sonar, esta vez mucho más nítida sentí la paz de nuevo.

— ¿Mejor? —Preguntó Nico caminando hacia mí—.

—Sí —Extendí mi brazo hacia él, cuando estuvo lo suficientemente cerca le rodeé el cuello con mis brazos y él mi cadera—.

Apoyé mi cabeza en su pecho, quedando mi frente en su cuello y cerré los ojos de nuevo. Entrelazamos nuestros dedos y los apoyamos en su pecho, en medio de nosotros dos. Sentí como apoyó su cabeza en la mía, lo cual me provocó mucha más paz. Sentía que estaba en el lugar correcto, me sentí de cuatro años de nuevo, me sentí frágil pero tan protegida como solo Nico podía hacerme sentir. Todas las incomodidades desaparecieron, no más Adrien, no más Marlon, no más Esteban, no más Wine & Pride, no más visiones, solo Nicolás y Adele, solo los mejores amigos.

Te quiero —Susurró Nico haciéndome suspirar—.

También te quiero —Le susurré de vuelta alejandome un poco para mirarle—.

Sus ojos azules grisaceos se aferraban a los míos como si no quisieran moverse de allí, vi algo en ellos que me hizo sonreir ¿Qué era? No lo sé con exactitud. Nico besó mi frente con cariño y volvió a mirarme, debia admitirlo, él era todo un Adonis, demasiado perfecto como para que fuera cierto y era todo mío... Lo sé, suena posesivo, pero así era, yo era de él y él era mío, desde pequeños nos pertenecíamos, sin importar que no lo recordara.

Apoyé mis frente en su mentón y cerré los ojos. En aquel preciso instante una memoria pareció explotar dentro de mí. Yo me encontraba en un aeropuerto mirando hacia adelante, en realidad mirando a un chico que corrió por unos segundos y luego volteó a verme ¡Por todo los demonios! ¡Era Nicolás!

Recuerdo haberme sentido rota, sí, esa era la palabra, rota. Los ojos de ese Nicolás eran tristes pero no llorosos, cuando atravesó la puerta de embarque y lo perdí de vista rompí en llanto.

Tranquila Adele, pronto le veremos de nuevo —Me había dicho mi padre a modo de consuelo—.

Siento que no lo veré de nuevo —Le dije tapando mi rostro—.

Sí lo harás, no te aflijas —Palmó mi espalda y se volteó para irse—.

Había secado mis lágrimas con rabia y miré de nuevo al lugar por donde Nico se había ido.

Te amo Nicolás —Había dicho con rabia—. Lamento no decirtelo antes, pero te amo —Las lágrimas comenzaron a deslizarse de nuevo por mis mejillas—. Y ahora no podré saber si tú lo haces —Sollocé—. Te amo Nicolás Laving, te amo

Con un jadeo de sorpresa alcé mi mirada haciendo que Nico me mirara confundido.

—Nico recordé el día que te fuiste —Le dije con una sonrisa—.

— ¡¿Lo recordaste?! —Preguntó eufórico, asentí con una gran sonrisa para luego abrazarlo—. Esto se merece un baile —Dijo haciendome reír—.

—Con gusto —Volvimos a nuestra posición anterior—.

—Dime

— ¿Qué? —Le miré—.

— ¿Qué recordaste?

—Recordé el momento en el que te fuiste, luego de que... nos besaramos —Peiné mi cabello una clara señal de nerviosismo—.

Devotus [Versión Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora