5. ¿Incomprensible? Si, la vida misma lo es

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 Un ligero ardor en mi mano derecha me despertó por la mañana, la confusión llego casi tan rápidamente como mi cerebro fue consciente de que aun estaba en la enfermería del instituto, intenté abrir los ojos pero estos pesaban toneladas, todo esto añadido al hecho de que mi pecho comenzaba a dolerme, al parecer no había sido buena idea darle la espalda a Adrien, que irónico, todo lo relacionado con él dolía.

Con pereza intenté voltearme pero una mano en mi espalda me detuvo, en ese momento abrí los ojos completamente ¿Quién me estaba tocando?

—Buenos días Adele —Escuche decir a Nico, sonreí lo mas que pude—.

Bien, se podría decir que había comenzado bien, no podría decirlo ante Nico pero me agradaba tanto no tener que enfrentarme de nuevo con Adrien, era lo que menos quería en aquel momento.

—Buenos días Nico —Le salude en medio de un bostezo—.

—Quédate quieta por un segundo más —Me pidió sin apartar la mano de mi espalda—.

—Claro —Dije cerrando los ojos de nuevo, la verdad tenía sueño—.

Ahora que lo pensaba, todo lo ocurrido la noche anterior fue una locura ¿Qué había pasado exactamente? Bien, había sido rechazada por Adrien dos veces, pero por otra parte había sido cariñoso, quizás no de la manera en la que yo estaba esperando pero lo había sido a su manera, también me había besado mientras dormía lo cual hacia que mi confusión empeorara, y por ultimo me había permitido acariciar su rostro ¡Y sin rechazarme!

—Bien, ya esta —Escuché decir a otra persona, podía asumir que era el enfermero—.

—Ya puedes voltearte —Me comunico Nico apartando su mano—.

—Aquí voy —Les anuncie volteándome perezosamente—.

Cuando estuve boca arriba sentí como la ya muy bien conocida aguja invisible me atravesaba el pecho, respiré entrecortadamente intentando no pensar en el incomodo dolor que estaba sintiendo en aquel momento.

— ¿Cómo se siente? —Preguntó el enfermero examinándome con la mirada—.

Hice un escaneo completo de mi cuerpo, bien, mi pecho dolía un tanto menos que ayer así que por esa parte podría asumir que le faltaba un poco para recuperarse, mi rostro picaba señal de que mis heridas comenzaban a cicatrizar.

—Bien —Respondí lentamente, la verdad no sabía si estaba bien—. Las heridas me pican —Le comunique con una pequeña sonrisa—.

—Comienzan a cicatrizar —Dijo el enfermero más para sí mismo que para alguien más—. ¿Se siente lo suficientemente bien como para ir a su habitación? —Mire a Nico quien me miraba fijamente—.

¿A mi habitación? No conocía las reglas del instituto pero era de suponer que los hombres no podían estar en la habitación de las chicas, así que si me trasladaban a mi habitación entonces Nico no podría estar conmigo, lo que significaba que tendría que estar completamente sola, lo que también significaba que estaría desprotegida, lo que significaba que podían volver a secuestrarme, lo que significaba que tendría que pasar por aquello de nuevo.

— ¡No! —Le grite violentamente provocándome más dolor en el pecho—.

Tanto el enfermero como Nico se sorprendieron por mi agresiva respuesta pero aun así no dijeron nada.

—Quiero decir, aun no quiero —Dije rápidamente—.

— ¿Está segura? —Mire a Nico de nuevo—.

¡Claro que lo estaba! Si me dejaban en aquella habitación me estarían condenando ¿No era obvio?

—Si

Devotus [Versión Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora