6. Parte III

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¡Sorpresa! He logrado arreglar mi laptop ¿Y con qué me encontré? Con que los documentos estaban intactos así que he podido recuperar todos los capitulos de Devotus y de su continuación. Oficialmente estoy feliz. Así que es cuestión de tiempo de corregir y adaptar unas cosillas para terminarlos de montar todos, tampoco es que falté mucho para el final. Un dato curioso sobre la canción que coloqué: Ustedes sabran el momento en que deben escucharla. Sin más les dejo que disfruten el capítulo ^^

Bajé las escaleras con paso rápido mientras intentaba detener las odiosas lágrimas que no parecían tener otro plan que no fuera arruinar el delicado maquillaje que tenía ¡Maldición! Debería crear alguna marca de maquillaje que se llamara “En casos de llorar como si no hubiera mañana”, sé a ciencia cierta que podría ser muy bien vendido, pero claro, principalmente lo usaría en mí.

En el momento en que pisé el último escalón recordé que había dejado mi celular en la habitación por lo que me obligué en contra de mi voluntad a subir las escaleras de nuevo y buscar la habitación (de la cual no recordaba el número) ¡Oh! Pero como yo estaba teniendo demasiada suerte no la encontré y en cambio a travesé demasiados pasillos que me confundieron completamente. Estas cosas deben de pasarme sólo a mí.

—Dios sé que me odias pero por favor tenme cariño hoy, necesito salir de aquí —Recé pobremente mientras atravesaba un pasillo más—.

Unos momentos luego encontré un pasillo lo suficientemente grande como para saber que al final se encontraba una hermosa escalera.

—Gracias Dios, hoy te saludaré antes de dormir

Bien, eso era patético pero era bueno que lo supiera. Corrí como desquiciada hacia ese pasillo encontrándome de inmediato con una escalera que bajé de dos en dos tropezando sin piedad pero no me importó, me sentía como un esclavo que nunca ha visto la luz del día y al que se le acababa decir que sería libre.

Entonces llegué al final de la escalera de donde se divisaba un pequeño pasillo que tenía al final mucha luz ¡Oh sí! Dios realmente me amaba a pesar de todas las estupideces que he cometido en mi vida.

—Libertad, dulce libertad —Dije abriendo mis brazos mientras me imaginaba una tonada ridícula—.

Cerré los ojos dejando que el calor del sol me envolviera completamente. Sí, quizás ya se me zafaron todos los tornillos al mismo tiempo pero no importa, realmente estaba disfrutando de mi momento de demencia.

Aún con los ojos cerrados caminé hacia mi izquierda para empezar una danza improvisada a la que llamaría “La libertad de Adele”. De pronto mis piernas se enredaron con algo sólido y yo caí de bruces al suelo salvando mi no tan horrible rostro con mis manos que, con la no-suerte que estaba teniendo, impactaron tan fuerte con el suelo que de inmediato sentí como se abría la piel en mi mano izquierda.

— ¡Dios! ¿Porqué me odias? —Pregunté con voz alta mirando mi mano izquierda mientras aún estaba tirada en el suelo—. Lo que me faltaba ¡Malditamente perfecto!

En mi palma izquierda había una fisura de unos cuatro centrímetros de ancho, sospechaba que era profunda pues la sangre salió apurada de esa abertura ¡Y dolía terriblemente!

—Auch, Auch —Intenté cerrar la mano pero fue peor—. No más bailes

Haciendo diversas muecas de dolor me apoyé en mi brazo derecho para poder levantarme. No me gustaba que la herida sangrara tanto pues se desbordaba y terminaría por ensuciar el suelo por donde pasara y lo que no necesitaba definitivamente era una imagen de torpe (aunque no estuviera muy alejado de la realidad). Ahora pensaba seriamente si yo tenía algún amor secreto con el suelo pues básicamente en la menor oportunidad caía sobre él.

Devotus [Versión Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora