Preludio de guerra.

5.7K 773 595
                                    

Los suaves labios de Draco rosaron los suyos de manera juguetona. La insinuación de sus muslos sobre sus piernas. Harry abrió la boca cuando la lengua de Malfoy le provocó una vez más, deslizándose suave y húmedamente por su labio inferior. Pero justo cuando el rey se disponía a saborear la dulce boca de su amante, éste se apartó, soltando una risita burlona por la desesperación reflejada en el rostro de Potter.

Los ojos de Draco brillaban intensamente, una chispa juguetona revoloteando en ellos. Amaba provocar a Harry, hacerle creer que le entregaría todo y luego apartarse y escucharlo gruñir de insatisfacción. Harry creía que era uno de sus pasatiempos favoritos, ponerle la polla dura, darle una muy pequeña probada de las muchas cosas que Draco podía hacer para aliviar la tensión en sus pantalones y luego marcharse a tomar el té con Pansy Parkinson quién recientemente había mostrado interés en cambiarse de bando.

Harry tomó a Draco por la nuca antes de darle la oportunidad de pararse. Aferró sus dedos morenos a la cabellera rubia, haciendo que Draco soltara una mueca de dolor y excitación en partes iguales.

—No ésta vez, príncipe —le dijo en un tono de voz peligrosamente bajo—. No me hagas atarte de nuevo, vas a terminar lo que has empezado.

Draco sonrió.

—Tal vez deberías hacerlo, atarme. Fue jodidamente sensual —respondió con voz incitante.

Los recuerdos de aquella ocasión lo golpearon directamente en su entrepierna. Habían estado en esa misma habitación, la sala del trono, Draco había decidido jugar con él justo como en ese momento, subiéndose a sus piernas y restregando su culo contra su polla antes de confesar que tenía una importantísima reunión con Tom jodido Riddle. Harry había actuado por celos, Draco apenas había bajado los escalones que dirigían al trono de Harry cuando el moreno, con un chasquido, había hecho aparecer un pilar en medio de la sala, cuyos grilletes serpentearon hasta Draco, dejándolo cautivo.

Harry había bajado de su trono y con un chasquido más se había deshecho de la ropa de Malfoy. Se acercó hasta el rubio y contempló su perfecto cuerpo contra el mármol de la columna a la que estaba atado, le colocó su propia corona y se lo folló ahí mismo. Draco había dicho cosas como: "Joder, Potter, sí" y "nadie me jode como tú" que en vez de aliviar su ataque de celos lo incrementaron. Draco jodía con otros, pero nadie lo jodía como Harry, él pensaba que era un buen trato a medias, no quería que Draco jodiera con nadie, así como él había dejado de hacerlo.

(La vez que Ginny llegó a su mansión sin aviso no contaba, claramente, por muy dentro que hubiera estado su pene dentro de ella y por mucho que se hubiera corrido en su interior).

Había sido memorable, Harry había penetrado a Draco tan fuertemente que los grilletes en sus muñecas lo habían hecho sangrar. La sangre sobre su pálida piel había escurrido y caído lentamente por sus brazos hasta su abdomen y sin embargo Draco siguió gimiendo más, más, más, dentro de mí, Harry, córrete dentro. Y él había obedecido.

—O tal vez deberíamos probar contigo, prometo que va a gustarte —le dijo después de un momento, lamiendo el lóbulo de su oreja.

La mera expectativa de estar atado a un pilar, completamente desnudo para Draco le hizo gruñir y tomar su boca a la fuerza. Draco recibió el beso de manera gustosa, mordisqueado los labios del rey y explorando su cavidad bucal con la lengua. Y Harry le cedió todo el control. Dejó que Draco explorara su cuerpo por sobre las lujosas túnicas hechas a medida y dejó que jugueteara con su pene de manera tortuosamente lenta.

Draco se puso de pie y se arrodilló frente a él para abrirle la túnica y luego los pantalones, sin embargo, cualquier actividad erótica que planeara hacer, se quedó en la nada cuando la puerta principal se abrió repentinamente, mostrando un Ronald Weasley bastante contrariado por la situación.

The King.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora