La caída del rey blanco.

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Un suave ruido proveniente de su lado derecho le hizo despertarse. Se removió sobre las sábanas haciéndolas crujir y finalmente logró abrir los ojos. Estaba cansado. La escasa luz de la habitación no le permitía distinguir más que siluetas. Como había estado durmiendo boca abajo, se apoyó en sus antebrazos para poder despejarse. Pasó una descuidada mano por su revoltoso cabello y soltó un bostezo poco elegante. Se preguntó qué hora sería, seguramente sería de madrugada.

—¿Te desperté? —le preguntó esa agradable voz conocida. Draco.

—¿Te vas? —le preguntó frotándose los ojos y mirando el cuerpo de su amante. La piel lechosa cuyos contornos brillaba con la poca luz de la habitación.

Draco no estaba completamente desnudo, no al menos como lo había estado unas cuantas horas antes, cuando Harry se lo había follado hasta que le hizo sangrar, tan fuerte, tan duro y delicioso que Draco había podido olvidarse de su propio nombre mientras el rey le perforaba la próstata. Ahora vestía ropa interior y estaba a la mitad del camino de ponerse sus pantalones del uniforme del colegio. Harry admiró su culo sin un atisbo de vergüenza y se mordió el labio pensando en que quería morderlo nuevamente. Draco siempre era cuidadoso y se encargaba de borrar de su piel cada marca que pudiese ser delatadora. Harry no tenía problema con ello, no muchos, al menos.

—He dejado en mi habitación la poción reposando, tengo que asegurarme de que esté completamente bien para mañana.

—Mañana ¿eh? —dijo con un tono de diversión que hizo sonreír a Draco.

—Luces entusiasmado.

—Oh, Draco, lo estoy, realmente lo estoy.

—Entonces tal vez quieras dormir un poco más para el gran día. No hemos hecho eso mucho últimamente.

—No es mi culpa que seas tan delicioso.

—E irresistible —agregó terminando de abrocharse la camisa. Caminó hasta la cama y besó a Harry con labios pasionales y ardientes. El rey gimió, excitado—. Buenas noches, su majestad.

Harry lo siguió con la mirada hasta que desapareció por la puerta. El andar hipnotizante de Draco siempre le había encantado, Draco le tenía total y completamente hechizado. Suspiró dramáticamente antes de volver a acostarse. Poco le importó que las sábanas olieran a sexo y sangre. A Draco le gustaba rudo y Harry vivía solo para complacerle, por lo que las cosas podían salirse bastante de control. Era sexo ardiente, algo meramente carnal, era como desatar el inferno en esas cuatro paredes que los habían visto jadear, morder, golpear, arañar y gritar palabras obscenas.

Draco a veces decía te amo y Harry a veces le decía lo mismo, pero lo pronunciaban de una manera tan libidinosa que casi lograban manchar aquella palabra tan pura.

El rey volvió a dormirse tan rápido como se había despertado y a la mañana siguiente, cuando alguien tocó a su puerta, abrió los ojos sintiéndose realmente descansado y relajado. La voz de Zabini a través de la puerta le hizo saber que aún estaba a tiempo de tomar una ducha antes del desayuno, así que lo hizo.

Era un día realmente especial. Aquella tarde sería su última reunión con Dumbledore quién le había estado filtrando toda la información sobre Voldemort que tenía disponible. Harry había deducido rápidamente la verdadera razón por la que el viejo director había decidido contarle absolutamente todo. No era que Albus deseara que Harry conociera al enemigo (eso era importante, pero no era primordial), Albus Dumbledore había encontrado una forma de vencer a Riddle y todos los acontecimientos que Harry había presenciado lo largo de aquel año escolar estaban conectados de una manera.

Harry pensaba que el plan maestro de Dumbledore incluía magia negra y por eso había esperado hasta el final para revelarle el detalle más importante de todos y apoyando esta teoría, Harry había notado la putrefacción en la mano del viejo director que día a día se deterioraba más. Había comenzado como un pequeño temblor casi imperceptible y ahora estaba completamente ennegrecida. Harry no sabía a ciencia cierta el alcance de aquella maldición, la putrefacción se perdía bajo la túnica del viejo, pero estaba seguro, porque podía sentir las vibraciones, que a Dumbledore no le quedaba mucho tiempo de vida. Aquello, como si fuera poco, era completamente conveniente, al menos para él.

The King.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora