Mythical Butterfly

XV

La fantasía y realidad de sus pensamientos, se combinaron en la brisa de la noche más calurosa que habían vivido hasta ese momento. Las manos de la diosa enmudecían, al temblar en medio de la incertidumbre y el regocijo, en espera de lo que había desencadenado en él.

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MYTHICAL BUTTERFLY

XV

Tumbada bajo el príncipe, sin poder moverse, había incluso cerrado los ojos con fuerza, cual no deseara ser partícipe. Al ver su expresión, el representante de Overworld, se detuvo en su repartición de besos y posó la mirada gris consternada sobre ella.

—En el momento en que lo diga, me detendré...

—¿No... no es así como debe ser? —abrió los ojos para él, preocupándose al instante por la mirada que le brindaba.

—¿Cómo?... ¿Quedarse tumbada cual cervatillo en espera de ser devorado? —le sonrió, comprendía perfectamente que ella no estaría acostumbrada a nada de lo que le ofrecía, por lo que la ayudó a sentarse, brindándole la mano.

—Lo lamento... —lo miró de arriba hacia abajo y trató de colocar una de sus manos sobre los pectorales, pero se abstuvo.

—No... no existe nadie en este mundo ni en el otro que lo lamente más que yo... —se arrodillo ante ella, bajándose de la cama. —Soy un imprudente, impulsivo... Jamás debí hacer una propuesta como esta... le ruego que me disculpe mi diosa.

Stacia negó con la cabeza, al verlo tan reducido. —Alteza... le prohíbo que arrebate mandatos de mis honorarios... fui yo la única que propuso.

—¡Pero! —levantó la mirada sonrojado hacia ella. En verdad estaba aceptando que fue su idea, el reposar juntos de esa manera tan vinculante.

—Seguramente... existe alguna acción que pueda llevar acabo... para poder tranquilizar mi corazón... —se llevó ambas manos al pecho. —No se supone que la mujer disfrute en lo absoluto de este tipo de vivencias.

—¿Pero qué está diciendo?... —se acercó más, aún de rodillas y colocó ambas manos sobre las de ella.

—Esto no se trata de lo que un hombre pueda llegar a sentir... Sino de la unión entre los dos... el amor entre los dos...—se detuvo al pensar en sus propias palabras. ¿Quién era él para expresarse de esa manera? ¿Defensor del amor? ¿Cuántas doncellas no habían pasado por sus aposentos, sólo por el simple mandato de su posesión sobre ellas? ¿Había amado a alguna? Nunca... Se centraba en él, lo que quería, cuando lo quería...

—¿El amor entre los dos?... —su mirada ambarina tembló ante él.

—...Sí —respondió después de unos segundos.

—¿Lo...has vivido?... —Su pregunta lo descolocó, qué esperaría que le respondiera... era una mujer, celosa como tal... ¿Acaso si respondía con una negativa le creería? ¿Se decepcionaría?...

—No... —Bajó la mirada plata.

—Muchas anécdotas... se han escuchado sobre el príncipe... —habló pausado, por lo que los orbes grises temblaron, aún sin verla. —La mitad de ellas... hablaban de un nombre intrépido y perspicaz... así como vanidoso y altanero... y la otra mitad de ellas... decía exactamente lo mismo...

—Stacia... —negó con la cabeza, mientras levantaba la mirada para encontrarse con la de ella.

—Ninguna de esas dos mitades... conoce de verdad al príncipe... —le colocó la mano en la mejilla, por lo que el cerró los ojos al sentirla. —Yo doy mi testimonio al respecto...