XXVI

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MYTHICAL BUTTERFLY

XXVI

Ante sus pupilas la causante de todo...

Pero no podía verla como tal... más bien había sido su salvación.

Tanto Stacia como la rosa que de plata se había coloreado completamente de negro, se disponían ante su contemplación, por lo que sonrió. La descripción que pensó bien podría ser para cualquiera de las dos.

—El encanto de la rosa llegó a su fin... —explicó su esposa, al verlo despertar y adelantándose a que preguntara por su condición. Le acarició la frente, moviendo levemente sus cabellos delanteros.

—Ya veo... pero sabes... Si Overworld viera lo que yo... en este momento... todos los días... no cabe duda que sería una tierra de paz... —pronunció entre alientos, tratando de sonreír para su amada, que suspiró entre molesta y angustiada al escucharlo.

—No digas tonterías... ellos no necesitan verme a mí... sino a ti...

—Yo creo... que de seguir así... ya nadie me verá... —sus párpados se cerraron, demostrando lo indispuesto que se sentía, con el gesto de sus labios que se estrujaron.

—Alistair... —Por las palabras de su amado, la reina, volteó hacia su hermana, que, tras suyo, deseaba interrumpir a la pareja para poder explicar la situación.

—Te sientes así de desmejorado porque hasta el momento la rosa había estado manteniendo sellado en su interior tu poder de bestia... es normal que, al sentirlo regresar de golpe, tu cuerpo se sienta como si le hubiera pasado encima una manada de rinocerontes...

—Más bien... de elefantes... e hipopótamos... —rio por lo bajo, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo, por el dolor que sentía en todo el cuerpo.

—¿Pero... con descanso se repondrá, verdad?... —Preguntó tratando de controlar la angustia, la reina. Ya que al ser un hechizo de la naturaleza no tenía claro por completo su funcionamiento.

—No... en realidad... no se supone que el encantamiento terminara tan pronto... pero creo que el rey se extralimitó en las veces que su poder de bestia iba a desenfrenarse, la magia de la rosa se agotó con rapidez por eso.

—¿Y eso... a qué se refiere?... Mi lady... —intervino preocupado Eugeo, pero al darse cuenta que hablaba con las deidades, bajó la cabeza.

—Que llegará un punto en que el poder de la bestia que había sido purificada explotará en él... y no sabemos cuándo...

—¿Qué?... —trató de sentarse el mismo Alistair al escucharla.

—Pero debe haber algo que se pueda hacer... ¿Volver a hacer el hechizo con otra rosa quizás?... —preguntó, sumándose Alice.

—No... esa clase de encantamientos solo pueden hacerse una vez en la vida de un individuo...

—¿Entonces?... —la miró preocupado, el rey, no deseaba para nada, volver a convertirse en eso.... Su razón se había evaporado, en aquel momento, al verse y actuar como monstruo.

—Podemos... obligarte a convertir para sellar a la bestia de una vez por todas... —el comentario detonó la mirada horrorizada de todos los presentes. Por lo que continuó explicando. —Sería... bajo nuestro cuidado... y protección... para evitar que llegue a pasar en un área fuera de nuestro actuar...

—¿Te refieres a liberar este poder... en algún lugar donde ustedes puedan manejarlo?... —la miró serio, entendía que no había más opciones.

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