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MYTHICAL BUTTERFLY

XXII

El arrebol que ondeaba en sus cabellos, siempre me dio paz... Cual observara con fijeza en la dirección del sol ocultándose, haciéndome sentir tan pequeño... y a la vez tan poderoso... como si al estirar el brazo hacia el horizonte, fuera capaz de destruir la distancia que nos separaba, a mí y a aquel cielo... que escondía mil secretos, cielo carmesí de sus mechones cálidos y pulcros. Cielo que toqué con estas manos...

Y que ahora gotea... con el olor a hierro inundando el ambiente. Cielo distante y oscuro.

Perdóneme mi diosa...

Perdóname Stacia...

Lo lamento tanto... amor...

Me creí dueño del camino... y forjador del destino... Pero no fui más que un peón en el juego del tiempo... en el que perdí más que mi propia vida... lo más importante, la razón de mi existir...

Cegado por el falso velo de la protección, te condené a un futuro que no merecías...

Una bestia jamás debió aspirar tan alto... La pureza y la contaminación no deberían mezclarse por ningún motivo.

Y es así como debió ser... el norte y el sur apuntan siempre en direcciones opuestas. Y el mundo buscará todas las opciones para mantener su orden establecido.

No puedo reconocerte...

Stacia...

¿Stacia... dónde estás?... Soy yo... Alistair... Si pudiera... ¡Si tan solo pudiera regresar el tiempo! ¡Te juro que jamás intentaría nada! ¡Mi diosa!

¡Contéstame!...

Por favor...

Su clamor no terminaría jamás... completamente abstraído de sus alrededores... preso de la devastación. Aquel rey con apariencia de mendigo y el rostro empapado en lágrimas incesantes, sería consumido por la desventura , hasta la muerte. Mientras las gemas de sus ojos , buscaban en aquel ser que estaba pronto a tomar su vida, una pequeña esperanza...

Anidados por la oscuridad de la noche... aquella donde la luna no se observó. Temida noche sin luna, augurada desde meses atrás.

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Frente con frente, los cabellos negros, se traslapaban con los castaños. Dormidos en el abrazo con que solían acurrucarse a descansar.

La temperatura había aumentado esos días, por lo que prescindían de un cobertor y el abrigo que se propiciaban era más que suficiente.

La plática de la noche anterior se había extendido tanto que quizás... conciliaron el sueño, entrada la madrugada.

Aun así... su rutina seguía marcada... siempre despertaba temprano para revisar que las cosas en el castillo marcharan como era debido, así que sin importar demasiado, tener encima más horas de cansancio que de descanso, sus ojos ámbar se abrieron, encontrando el paisaje que más amaba. El rostro dulce de su amado al dormir.

Siempre lo había pensado así... al verse tan relajado, parecía que tuviera menos edad... tal vez... el niño dentro de él, que se vio obligado a crecer a gran velocidad, se manifestaba en esos momentos.

–Te amo... –susurró, pero fue lo suficientemente audible, para hacerle mover las cejas en respuesta. Estaba profundo, por lo que no lo molestaría más. Aunque tal vez... sería imposible no despertarlo, ya que debía moverse de lugar y sus brazos la aferraban a él.

Mythical ButterflyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora