Él

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JOE P. O. V.

-Estás interesado en ella- aseguró más que preguntar

-No más que tú, eso es seguro-

-Te equivocas; aunque es cierto que es la mujer perfecta para cualquier hombre, su mejor amigo la tiene en un pedestal-

-¿Mujer perfecta?- pregunté sin entender su referencia

Rió, -es una mujer de hermoso cuerpo y apariencia, sin quitar su inteligencia, sus ojos son un sueño; tiene título de Ingeniería en sistemas automotrices, conoce de motos y participa en carreras, ¿qué mas pueden pedir de una mujer?- dijo fascinado

-Buen sexo- respondí a su pregunta

-Eso es un misterio- dijo volviendo a la realidad, -nunca se acostó con alguien como para saber eso- recordó

-Entonces no puedes saber si es la mujer perfecta, por lo menos tu no-

-Y estoy seguro que nadie más lo sabe- dijo suspirando

-¿Tu corres?- pregunté cambiando de tema

-No realmente, dejé de hacerlo hace bastante tiempo- contestó, -quien corre es mi pareja- agregó, -a él siempre le han encantado estás cosas- sonreí sin dejar que se percatara de ello

LIESEL P. O. V.

...

-Solo dale la última pasada- ordené a Joseph y caminé hasta la silla del escritorio para sentarme, una mujer bien vestida entró al taller un poco desorientada

-Hola, estoy buscando a la señorita Liesel- dijo sonriendo amablemente

-Soy yo- sonrió aún más

-Hola Liesel, soy Edith, la prometida de Aren- se presentó un poco nerviosa, -¿podemos hablar?-

-Si, claro, hay una cafetería cerca- acepté confundida

-Perfecto-

Cuando estuvimos en la cafetería ella ordenó un té helado y yo solo una taza de café, creo que ésto de las cafeterías se hizo una costumbre

-¿De qué querías hablar conmigo?- pregunté

-Confieso que tenía muchas ganas de conocerte; desde que Aren aceptó el matrimonio nos hemos llevado muy bien y me ha hablado mucho de tí; en realidad siento como si ya te conociera- explicó sonriendo

-Apenas he podido convivir con Aren, lamento si no puedo decir lo mismo respecto a tí- confesé apenada

-No te preocupes, el hecho de que Aren aceptara el compromiso, no quiere decir que le hayan surgido sentimientos hacía mí, sé que no te ha superado-

-Lo sabes- aseguré

-Hemos hablado- repitió sonriendo

-Edith yo...- una pequeña vibración en mi bolsillo me interrumpió, -disculpa- dije sacando mi celular y revisando la notificación que me anunciaba el inicio de mi regla; fruncí el ceño al verla con atención, -éstas aplicaciones siempre se retrasan, me avisan un día después que empecé a reglar- mencioné riendo, -ésta vez es diferente- murmuré en voz baja

-Perdón Edith- me disculpé, -yo no... con Aren...-

-Lo sé, sé que siempre le pones límites y que jamás habría algo entre ustedes, yo no vine a reclamarte nada de eso- aclaró sonriendo, -solo quería conocer a la chica del pedestal-

-¿La chica del qué?- pregunté confundida

-Liesel, Aren me tiene solo parada junto a él, mientras a tí te tiene en un pedestal frente a él- explicó

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