Seguir adelante

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JOE P. O. V.

Había pasado bastante tiempo desde la última vez que había visto a Liesel, y solo para distraerme había venido a visitar a Heiko y a su nueva pequeña familia

-¿Por qué están vestidos así?- pregunté a Heiko con el ceño fruncido observando a sus hijos vestidos de ositos

-No sé de donde los sacó Nadine- confesó encogiéndose de hombros, mientras se sentaba junto a mí en el piso de la sala

-¡Oigan!- exclamó la prima de su mujer apareciendo por el pasillo, -¿saben dónde se metió mi marido?, se supone que iría por los dulceros- dijo histérica; era la fiesta de cumpleaños de su hijo mayor

-Yo también desaparecería teniendo una esposa como tú- solté Joe sin dejar de mirar a las bolas de carne cubiertas de felpa o yo que sé

-¡¡Mirá pandillero de segunda, no te metas conmigo porque no sabes de lo que soy capaz!!- exclamó fulminándome con la mirada

-¡Ya voy amor!- exclamó el tipo ex•gay entrando con dificultad por la puerta principal cargando una caja llena de bolsas con dibujos de planetas, -la señorita se equivocó en el diseño de las bolsitas y tuvo que rehacer todo- explicó mientras Heiko lo ayudaba a cargar

-¡Hija, ya están los niños formados!- exclamó la tía de Nadine

-Ya vamos mamá- contestó la histérica siguiéndola al jardín

-Ni siquiera te dirige la mirada- reconocí parándome junto a Heiko

-Sabe que yo no la acepté, Nadine podrá haberle dado una oportunidad, pero yo no- aceptó

-Eso de las segundas oportunidades- murmuré recordando

-¿Algo que quieras contarme?- cuestionó

-No, y sea lo que estés pensando, olvídalo- sentencié seco, -tengo que irme- anuncié acercándome a sus hijos para darle un pequeño toque con mi dedo a sus pequeñas narices

-Creí que te quedarías- confesó

-Tengo cosas que hacer- aseguré dirigiéndome a la puerta

-Te ocupas demasiado últimamente ¿no?- dijo haciéndome detener el paso, -aún cuando cambiaste al Joe imbécil, venías mas seguido-

-El taller me solicita- me excusé sin voltear a verlo

-¿Solo el taller?- cuestionó

-Solo el taller- contesté volteando a verlo y retomando mi camino hacia la puerta

-Y una chica lista- soltó haciéndome detener, -¿qué estás haciendo Joe?- preguntó más cerca de mí

-Jódete- exclamé frío volteando a verlo, -la filosofía de tu prometida no aplica para todos Heiko, no quieras convercerme de algo que ya no va conmigo- sentencié volviendo a caminar y esta vez sin detenerme

Salí apresurado hasta mi moto, y cuando estuve en ella, arranque sin pensar a dónde iría, solo quería alejarme de tanta felicidad que no podía experimentar

LIESEL P. O. V.

Me miré en el espejo de perfil como todas las mañanas después de bañarme, pero lo seguí viendo igual, tenías apenas solo seis semanas y ya quería que se me notará; había hablado con Aren en las últimas semanas, pero trataba de que no se involucrara tanto en mi embarazo, por el contrario lo veía muy emocionado con el de su esposa

Había visto a Edith un par de veces y le había cuestionado de algunos de sus síntomas sin dejar que sospechara de la razón de mi interés

Nadie más que Aren sabía que estaba embarazada y quería que así fuera hasta después de la boda de mi hermana, aunque en realidad no quería que nadie lo supiera

-Pero en unos meses más no podré ocultarte- murmuré colocando la palma abierta sobre mi vientre, -no es que no te quiera, es que no te esperaba- confesé sin quitar la mano mientras caminaba hasta mi cama y me sentaba en el borde para ponerme mi pantalón

Caminé está vez hasta el taller, últimamente usaba menos la moto y eso ya era demasiado para mí, así que solo caminaba, eran pasadas las diez de la mañana y ya había tiendas abiertas, en el camino encontré una de maternidad, por el cristal se veían cunas, ropa para bebé y alguna que otra prenda para las madres

Aún no había pensado comprar ropa para el bebé o para mí, ni mucho menos había pensado en la cuna o en qué cuarto usaría el bebé en el departamento, eso era más que obvio, solo tengo dos habitaciones, suspiré sin dejar de mirar mientras continuaba mi camino y choqué con alguien

-Disculpa no estaba...- alcé la mirada y las palabras se atoraron en su garganta, -Liesel- murmuró sin dejar de mirarme sorprendido, me alejé de golpe y corrí en dirección contraria a él

Mi corazón estaba agitado y la respiración me faltaba, me detuve en un poste y me recargué en la pared, este era mi mayor temor, y tenía que afrontarlo, era ahora o nunca, era hoy o nunca así respiré profundo y me armé de valor mientras volvía a su encuentro

Estaba de espaldas pasando la mano repetidas veces en su cabello, algunas acciones nunca cambiaban

-¡Maldición!- exclamó espantando algunos transeúntes que pasaban junto a nosotros

-Hola Elliot- saludé sería atrayendo su atención haciéndolo mirarme sorprendido, -lamento haberte cerrado la puerta el otro día, me tomaste por sorpresa- ¡¿de dónde carajos viene este valor?!, le estoy hablando como si no hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos

-Si yo, lo lamento- dijo cabizbajo, -¿tienes prisa?- preguntó de repente

-No- contesté suspirando, -y necesitamos hablar-

-Claro, tenemos mucho que hablar- concordó aclarando su garganta

-Conozco una...- estúpida cafetería, ¿qué tan popular eres?, -cafetería- completé con una media sonrisa

-Te sigo- dijo aceptando

Tenía una botella de agua frente a mí junto a un pequeño plato dónde hasta hace solo unos minutos había una deliciosa rebanada de cheesecake que fué devorada por mini•Joe en menos de un segundo, ¿mini•Joe?, ¿desde cuándo le digo así?

-Tenías hambre- comentó Elliot mirando mi plato

-Si yo... un poco- asentí

Suspiró, -Liesel yo...-

-¿Por qué?- pregunté interrumpiendole, -siempre he querido saber, ¿por qué?- me encogí de hombros

-Yo... me dejé llevar por mis amigos y...- desvió la mirada a la mesa, -no pensé que me enamoraría de tí- confesó en voz baja, -Liesel yo sé que no debí seguir con la apuesta aún después de empezar a sentir cosas por tí pero ellos seguían presionando y tenía miedo de perderte si te decía toda la verdad yo solo...-

-Aún así me perdiste Elliot, aún así la cagaste- dije mirándolo seria, -no tienes idea de lo que hiciste conmigo después de eso, ni la más remota idea-

-Traté de comunicarme contigo, todas las postales, las cartas, solo dejé de mandarlas porque mi madre me insistió en que parara y... sé que el daño que te hice no es reparable pero... Liesel lo lamento tanto, perdóname por haberte hecho daño, si tan solo pudiera volver en el tiempo-

-Sí pero no puedes- dije seria, -lo hecho, hecho está- suspiré y coloqué mi mano sobre mi vientre disimuladamente, -la verdad es que tú traición me siguió afectando hasta hace solo unos días, vivía pensando en lo que me hiciste y cómo me lastimaste que realmente no vivía tranquila, pero ese día que te presentaste en mi puerta, me propuse superarte de una vez por todas, ya había sido suficiente la importancia que te había dado, era hora de olvidarte y seguir adelante...-

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora