LIESEL P. O. V.
Un silbido atrajo mi atención de la lista de materiales en mis manos, Aren estaba entrando al taller con una sonrisa en el rostro
-Hola bicho- saludé riendo mientras lo veía dar una vuelta de modelaje, -¿qué se supone que me presumes?- pregunté haciéndolo rodar los ojos
-Mis zapatos- contestó señalando sus pies, -los compré para el día de la boda-
-Y ya los estás usando- dije divertida con las cejas alzadas, lo pensó un momento y asintió, -ahorra para comprar otro par, esos no llegarán íntegros para ese día- afirmé volviendo a mi trabajo de inventario
-Eres muy pesimista- gruñó haciéndome reír, -necesito que vayas conmigo mañana al aeropuerto por Edith- anunció sentándose en mis piernas
-Oye- me quejé al sentir su peso, -a dónde fué la futura señora de Aren- cuestioné
-A visitar a una tía suya diseñadora para ver las medidas de su vestido- se encogió de hombros
-¿Qué no su boda está a la vuelta de la esquina?-
-Si pero es pedido especial así que se lo tendrá a tiempo- aclaró parándose de mis piernas
-Bien, me haré un espacio- acepté
-Quién eres, ¿el presidente?- bromeó y en respuesta le enseñé mi lengua haciéndolo reír, -¿y cómo vamos?- preguntó
-Poco a poco- contesté sabiendo a lo que se refería
-Así debe ser bichito- me guiñó un ojo
...
La noche había caído con lluvia, Joseph colocaba los candados de la cortina mientras yo alzaba mi rostro al cielo y me dejaba empapar
-No se moje mucho jefe, la veo mañana- se despidió
-Cuidate Jos- dije agitando mi mano sin verle mientras escuchaba sus pasos correr, pocos minutos después escuché los suyos acercarse
-Acaso quieres enfermarte- cuestionó junto a mí
-¿Qué opinas de los besos bajo la lluvia chico malo?- pregunté volteando a verlo, sonrió y se acercó a mí
-¿Qué opinas de ir a mi casa?- reí rodeando su cuello mientras me acercaba a su boca, -o acaso tienes otra cena importante- cuestionó alejándose sin soltarme
-No, hoy no, pero no he comenzado a tomar las pastillas- y un recuerdo se encendió en mi mente
-Bien usaré condones- aceptó rodando los ojos
-Joe- me miró confundido
-No tomé la pastilla- admití
-Dije que usaré condón- repitió
-No, me refiero a...- su celular comenzó a vibrar en el pantalón
-Hay una emergencia en el taller- anunció mirando la pantalla
-¿A está hora?- pregunté sorprendida
-Incompetentes- murmuró, -lo dejaremos para luego- se despidió volviendo por su camino
-No tomé la pastilla de emergencia- murmuré cuando estuve sola, comencé a caminar hacia la farmacia más cercana
Esperaba que fuera efectiva, eran más de cinco días después y había leído que las probabilidades de no embarazarse después de ese tiempo eran escasas, que debía tomarse dentro de las primeras setenta y dos horas después del acto. En cuanto tuve el fármaco en mis manos compré una botella de agua y la bebí, respiré profundo y tomé camino de vuelta a casa
...
Llegué al taller con cansancio, no había dormido bien después de lo sucedido anoche, no estaba asustada pero sí preocupada, Joe incluso me había dado el dinero para evitarlo, por mí parte no sentía que hubiera un problema si llegaba a embarazarme, pero me sentía un poco culpable por haber podido evitarlo y no hacerlo
-Buenos días jefe- saludó Joseph en cuanto me vió entrar
-Hola Jo- saludé de vuelta con una media sonrisa; suspiré mientras dejaba mis cosas sobre el escritorio
El cielo había amanecido nublado anunciando que hoy tampoco nos libraríamos de la lluvia, habían pronosticado unas cuantas para estos días
-Oiga jefe, quería saber si hoy podía irme un poco más temprano, dejo llevar a mi hermana menor al doctor y...-
-No hay problema Joseph, solo trata de adelantar lo más que puedas tus pendientes- dije interrumpiéndole
-Por supuesto jefe, gracias- agradeció sonriendo
La mañana fué tranquila, había culminado todos nuestros trabajos a tiempo, Joseph preparaba sus cosas para irse cuando el cielo ya había comenzado a caerse
-Ve con cuidado Jo- advertí mientras caminábamos a la entrada del taller
-Claro jefe- y corrió por la calle
-Dejas que tus empleados se vayan solo por una pequeña lluvia- dijo su voz por sobre el ruido del agua al caer
-Tecnicamente solo es empleado, y no se está yendo temprano por la lluvia, me pidió permiso temprano- repliqué mirándolo acercarse, sonrió
-¿Quieres?- preguntó alzando una bolsa que cargaba en su mano y que no había notado
-Depende- dije caminando a mi escritorio, -¿qué es?- pregunté sentándome en el piso con frente a la entrada del taller
-Algo oriental- contestó imitándome
Después de haber comido y hablado sobre cosas triviales, nos quedamos en un profundo silencio mirándonos a los ojos, estaba considerando decirle la verdad sobre lo que había olvidado
-¿Tu heterocromía es congénita o adquirida?- preguntó de repente, reí haciendole fruncir el ceño
-Congénita- contesté acariciando con mi dedo índice las marcas que se le hacían al poner aquel gesto, -mi bisabuela los tenía así- asintió sin dejar de mirarme, -eres el primer chico que sabe el nombre de mi anomalía genética- confesé
-Debiste enredarte con muchos idiotas-
-No realmente- recordé, -fuiste el segundo hombre en mi vida con el que tuve relaciones-
-¿Qué hay de tu amigo•novio?- preguntó sorprendido
-Nunca llegamos a nada, nuestra relación se basaba en cariño y detalles, nunca hubo nada sexual, pero a él le gusta alardear que sí- sonreí, -esta lluvia no parará- comenté tras escuchar un trueno y mirar al exterior
-Liesel- me nombró atrayendo mi atención, -no puedes enamorarte de mí- soltó serio
-¿De qué hablas?- pregunté confundida
-No pienses en mí como comienzas a hacerlo, reconozco esa mirada en tus ojos cada que me miras, la forma en que tu voz cambia al hablar conmigo o de mí, no te permitas sentir algo por mí, porque no voy a corresponderte- afirmó enfriando su tono de voz
-Joe- advertí antes de que dijera algo más
-Será mejor que dejemos de vernos, así evitaremos que salgas lastimada- comenzó a ponerse de pie y tomó su chaqueta del mostrador
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Broken
RomanceRió, -¿cómo no puedo odiarte?, ¿cómo puedo hablarte como si nada hubiera pasado?, ¿cómo puedo sonreírte?- completó, -eres un buen compañero Joe, no había deseado estar con otro hombre hasta que te conocí; de los dos fuiste el más inteligente- sonrió...