No quiero...

645 59 5
                                    

JOE            P. O. V.

Cuando salí de la habitación todos me miraron expectantes, comencé a quitarme la cofia y el cubrebocas

-¿Y...?- preguntó el amigo de Liesel ansioso

-El bebé está bien por ahora- anuncié serio

-¿Por ahora?- preguntó la hermana

-Debido a la operación del catéter, el buen desarrollo del bebé está comprometido- dije con cautela

-Dios mío- sollozó la madre

Miré el suelo y me alejé de ellos hasta la banca más cercana, recargué mis brazos sobre las rodillas y cubrí mi cabeza con mis manos, aún podía perderlos, a ambos, y sin siquiera haberlos tenido antes

Mi vida se volvió una rutina enfocada en Liesel, la semana siguiente le retiraron el catéter y pocos días después la pasaron a una habitación donde podía recibir visitas, solo dos personas por día y una que se quedaba en las noches, y sí, esa una era yo; un mes se pasó volando y ella seguía dormida

-Definitivamente eres como un Dios nórdico- dijo Aren mientras me veía acomodar la cobija a Liesel, -¿cuándo fue la última vez que te rasuraste?- preguntó

-No lo sé- confesé sin mirarlo, había dejado de hacer muchas cosas por estar con ella, me había olvidado del taller, de Heiko y del mundo, solo estaban ellos

-¿Cuándo es el siguiente ultrasonido?- preguntó

-Para verificar el estado de la placenta, mañana; y para ver el desarrollo del bebé, esperarán un par de meses- contesté tomando su mano

-Y qué hay del coma, ayer suspendieron la medicación ¿no?-

Asentí, -su cerebro está mejor y la herida está cicatrizando de manera normal-

-¿Y cuándo despertará?- preguntó serio cruzándose de brazos

Negué, -no se sabe, el doctor dice que pueden ser horas, días... meses- suspiré, -pero si ella tarda meses la recuperación...- negué de nuevo, -puede afectarle más cognitivamente-

-Debes ir a casa a descansar Joe, te la vives en el hospital- dijo después de un rato de silencio

-No quiero dejarla sola por si despierta- confesé, -una enfermera vendrá para empezar la terapia física-

-Estará bien, yo me quedaré, serás al primero al que llame si algo pasa- aseguró, dudé un segundo, pero tenía razón, necesitaba un baño y cambio de ropa

-Volveré rápido- afirmé besando los nudillos de Liesel y soltando su mano

-Lo sé-

Corrí como de costumbre hasta mi moto y salí del estacionamiento con precaución pero sin disminuir la velocidad. Cuando abrí mi puerta había un sobre en el piso, lo levanté mirando una linda decoración de flores, y los nombres de Heiko y su mujer adornaban el frente

Retiré la bolsa de celofán y leí el interior, su boda era dentro de un par de meses y estaba yo entre los padrinos, pero yo ya no podía ser el padrino, tenía que hablar con Heiko, pero no ahora

-Estuve leyendo sabes- anuncié sentándome en mi sitio habitual, Aren se había ido hace un par de horas, Liliana ya había visitado a su hermana durante la tarde y la noche era ahora mía, -según ese libro, dice que no puedes aún reconocer mi voz hasta los seis meses- agregué acercándome al vientre como todas las noches, -pero me da igual, porque sé que estás ahí y yo quiero hablarte aunque aún no puedas entenderme o reconocerme- me encogí de hombros.

-Como sea, que quieres escuchar hoy moneda- pregunté buscando en el playlist de mi celular

... 

LIESEL                P. O. V.

Estaba oscuro y sentía, frío, sentía un dolor punzante en la cabeza, y escuchaba una voz a lo lejos, quería abrir los ojos, pero no podía, quería mover mis manos, pero tampoco podía, sentía que había dormido mucho tiempo, pero aún me sentía cansada, seguía escuchando esa voz…

JOE          P. O. V.

La enfermera estaba masajeando las piernas de Liesel mientras su madre y yo solo observábamos, normalmente me salía cuando ella y su hija visitaban a Liesel, no dejaban entrar más de dos personas, pero hoy no había problema ya que solo era ella

-Has visto algún movimiento- preguntó sin dejar de mirar lo que hacía la otra mujer en la habitación

-No señora- contesté serio sin voltear a verla

-Y si no despierta- murmuró entre un sollozo

-Lo hará- aseguré suspirando

-Buenos días- saludó el doctor entrando a la habitación, -señora Belknap, señor Campbell- asentí en respuesta, -me alegra que estén aquí, necesito hablar con ustedes- abrió la puerta y señaló el pasillo, la madre de Liesel fue la primera en seguirlo, -ya pasaron veinticuatro horas desde que retiramos los medicamentos del coma, Liesel tiene que despertar en el transcurso del día o de estos días, si ella no lo hace…- negó con la cabeza

-¿Qué tan graves pueden ser las consecuencias?- preguntó la señora, yo ya conocía la respuesta

-Memoria, movilidad, habla…- el médico se encogió de hombros, -dependerá del paciente-

-Ella estará bien- aseguré mirando a su madre, ella asintió dudosa

-Voy a quedarme un rato más, Lili vendrá más tarde, puedes ir a descansar Joe, me quedaré hasta que vuelvas- anunció volviendo a la habitación, tomé un respiro y caminé por el pasillo hasta la salida, creo que era hora de rasurarme

LIESEL            P. O. V.

Algo está tocando mi mano, y no me gusta, no quiero que me toque, antes era diferente, y me gustaba que me tocara, pero no quiero que esto me siga tocando; hay otra voz, es diferente a la anterior, me aturde, me lastima, no quiero seguir escuchándola, no quiero…

JOE        P. O. V.

Recorté mi barba con unas tijeras lo más que pude, después me la arreglaría mejor, por ahora dejaría mi cabello crecer y después iría a recortármelo también; suspiré viendo mi reflejo, tenía las ojeras muy marcadas, por ello usaba los lentes oscuros siempre que estaba fuera del hospital, que eran muy pocas veces; llamaba a diario al taller para ver cómo iban las cosas, y la invitación de Heiko seguía reposada en el buró junto a mi cama, debía hablar con él, y debía hacerlo ahora

...

-¿Qué tienes ahí?- pregunté mirándolo frente a un auto

-Solo hago el último chequeo- contestó sin voltear a verme, -¿qué haces aquí?- preguntó extrañado

-Necesitaba alejarme de todo por un tiempo- contesté en tono pensativo

-¿Y qué te ha provocado eso?- preguntó mirándome por primera vez desde que había llegado

-También necesito hablar contigo- anuncié mirándolo a través de mis gafas oscuras, que se habían vuelto parte de mi atuendo en los últimos meses, -no seré padrino en tu boda Heiko- dije serio

-¿Por qué no?- preguntó confundido

-Porque no lo merezco y tampoco quiero hacerlo- confesé

-Cuando te lo propuse aceptaste, ¿qué te hizo cambiar de opinión?- frunció el ceño

-Un polvo- solté sin más, -un polvo con una chica lista- me encogí de hombros

-¿Quieres hablar de eso?- pregunto cruzándose de brazos suspirando

-No- exclamé mirando el piso, -no lo sé- corregí, -no quiero- acepté, -lo siento y felicidades por adelantado- dije por último y giré sobre mi pie para volver por dónde había venido

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora