Amar

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JOE                     P. O. V.

Había mucha gente sobre la avenida, aún en mi estado de embriaguez podía visualizar entre los cuerpos un auto volcado en la calle de enfrente

-Están saliendo- exclamó una mujer señalando hacía el accidente

-Es una mujer- dijo otra voz mientras me abría paso para ver mejor

-¿Por qué nadie la ayuda?- preguntaron cuando estuve más cerca, un cuerpo se arrastraba con dificultad sobre el asfalto, cargaba un vestido de cóctel y el cabello simulaba haber tenido un lindo peinado antes del accidente

-Ya llamaron a la ambulancia- dijeron justo cuando ella alzaba el rostro y suplicaba ayuda con la mirada, no podía ver bien, pero algo me pareció familiar

La mujer se retorció en el asfalto abrazando su vientre, me acerqué con curiosidad y dejándome llevar por el alcohol en mi sangre mirando con atención la escena, entonces ví su rostro cuando estuve cerca

-Liesel- murmuré hincándome junto a ella, estaba inconsciente y tenía sangre en la mitad de su rostro, -Liesel despierta- exclamé rodeándola con mis brazos y acercándola a mi pecho, -fiera mírame por favor- acaricié su mejilla, -no otra vez por favor- supliqué, -no a ella también Dios, a ella no- retiré el cabello de su rostro, -nena abre los ojos, no me dejes tu también- abrió los ojos por un segundo y miró los míos

-Sá•sál•valo- murmuró sin fuerzas antes de volver a desmayarse justo cuando las sirenas se escuchaban cerca

Todo pasó muy rápido, la arrancaron de mis brazos y la pusieron en una camilla mientras leían sus signos vitales, decían algo pero no podía escucharlos solo la miraba a ella, la subieron a la ambulancia y yo solo pude seguirla

-¿Es usted familiar de esta mujer?- alguien preguntó mientras me acercaba, -señor es usted...-

-Sí- aseguré subiendo junto a ella, solo estaba ella

Sé que llegamos a un hospital, no sé el nombre, me la quitaron otra vez, la llevaron tras dos puertas y no me dejaron pasar, me senté en el piso justo en frente para estar allí cuando hubieran noticias

-Joe- llamó una voz desconocida, -Joe- repitieron así que volteé a verlo, -soy Aren, el amigo de Liesel- recordó, negué con la cabeza

-¡Dónde está mi hija!- gritó una mujer, -¡quiero saber cómo está!- alguien trató de calmarla

-Joe, ¿qué pasó?, ¿qué te han dicho?- insistió preocupado y con miedo reflejado en sus ojos, -Joe reacciona- me zarandeó

-No sé- fué lo único que salió de mi boca, -no sé- y negué con la cabeza

Suspiró, -enfócate hombre- exigió, negué con la cabeza de nuevo y los recuerdo me golpearon

-Había sangre- murmuré, -ella... estaba viva, ella...-

-¿Te han dicho algo los médicos?- preguntó ansioso, negué de nuevo, -ok ok, vamos a esperar- suspiró, -vamos a la banca, no creo que esté bien que estés sentado en medio del pasillo- me paré como pude y lo dejé guiarme, -necesitas un café amigo-

...

Tenía una taza vacía en mis manos y mis pensamientos parecían estar más claros, pero aún me sentía mareado; en la sala estaba el amigo de Liesel con una mujer recargada en su hombro, una mujer mayor junto con una pareja vestida para una boda

-¿Cómo están?- preguntó el amigo de Liesel poniéndose de pie mientras un médico se acercaba a donde estábamos

-El cinturón de seguridad ayudó un poco, tuvo un leve desprendimiento de placenta pero ya estamos aplicando el tratamiento adecuado para recuperar el estado normal- anunció el doctor con seriedad, -por el golpe en la cabeza, tuvimos que inducirle a coma- agregó con cautela, un sollozo se hizo escuchar, -tenemos que esperar las siguientes horas para ver cómo evoluciona, por ahora no puede recibir visitas-

-Dijo placenta- repetí con los ojos cerrados repitiendo en mi cabeza sus palabras

-¿Liesel está embarazada?- preguntó la chica con el vestido de novia confundida

-Aren- exigió la mujer mayor

-Sí Liliana, Liesel tiene siete semanas de embarazo, no quiso que nadie lo supiera hasta después de la boda- explicó el tipo, lo tomé por el cuello de su camisa y lo estampé contra la pared más cercana levantándolo unos centímetros del suelo

-El día que me fuiste a ver, ¿lo sabías no es cierto?- pregunté fulminándolo con la mirada

-Solo sospechábamos, aún no quería hacerse la prueba- contestó

-Señor, será mejor que se tranquilice o tendré que llamar a seguridad- advirtió el doctor mirando la escena preocupado, solté al tipo haciendo que se tambaleara un poco antes de poder recuperar el equilibrio

-Vamos afuera Joe- dijo Aren caminado hacia la salida conmigo tras de él

-¿Por qué no me lo dijo?- murmuré confundido cuando estuvimos fuera

-La lastimaste- dijo su amigo acomodándose la ropa, -no creyó necesario hacerlo tampoco-

-Tenía el derecho de saberlo- exclamé golpeando la pared junto a mí

-Y esperabas que te lo dijera así solamente después que la dejaste- rió irónico, -¿lo hubieras aceptado?, ella no se sentía del todo bien después de haber podido evitarlo y no haberlo hecho-

-Yo le dí el dinero para la pastilla, se suponía que...- negué con la cabeza

-Pues lo olvidó, y estaba muy asustada por eso- suspiró

-No puedo- murmuré mirando el suelo

-Nadie te está pidiendo que te quedes, de todas formas ella no te necesita y ese bebé tampoco- agregó encogiéndose de hombros, negué con la cabeza y respiré profundo, me alejé sin mirarlo y caminé hasta mi casa

Me senté en mi cama frente a la ventana mirando sus fotos, ellas seguían sonriéndome, y yo seguía sin entender por qué

-¿Qué hago?- pregunté mirándolas, -¿qué se supone que debo hacer?- me recosté sobre la cama y cerré los ojos mientras comenzaba a respirar profundo

Hacía años que no venía a este sitio, nos desde la última vez que ella estuvo aquí

-¿Qué haces niño?, No deberías estar aquí- dijo sonriendo caminando hacía mí

-Yo, no lo sé- dije mirando alrededor

-La barba te queda mejor- dijo golpeando levemente mi mejilla con diversión

-Ya no soy un niño- me quejé apartando su mano

-¿Seguro?, porque te has estado comportando como uno, ¿vas a dejarla?-

-¿Qué?- pregunté confundido

-Vas a dejarla- repitió con más tono afirmativo que de pregunta, -no niegues el amor que te están dando Joe•Joe, te dieron otra oportunidad y la estás desperdiciando-

-No quiero perderla también- confesé, -cuando la ví...- negué con la cabeza

-La amas- aseguró sonriendo, -ella te necesita-

Desperté de golpe y desorientado, tenía la ropa del día anterior y una resaca de muerte, su recuerdo golpeó mi mente, de nuevo su sonrisa apareció en mi cabeza, pero esta vez no quería reprimirla...

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora