Epílogo

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LIESEL   P. O. V.

Año y meses después…

Me gustaba imprimir las fotos que les tomaba y ponerlas en retratos o en algún albúm; disfrutaba verlas todo el tiempo, Liv había resultado un clon de Joe pero en niña, su mismo color de cabello, sus mismos ojos, Joe se había quejado un poco, él q...

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Me gustaba imprimir las fotos que les tomaba y ponerlas en retratos o en algún albúm; disfrutaba verlas todo el tiempo, Liv había resultado un clon de Joe pero en niña, su mismo color de cabello, sus mismos ojos, Joe se había quejado un poco, él quería que Liv heredara mi heterocromía, pero no había posibilidades de que así fuera, es algo de salto de generación, tal vez mis nietos lo hereden. Guardé la foto en el nuevo albúm que había comprado

Liv, seguía teniendo esa gran conexión con su padre como cuando estaba en mi vientre, si papá no estaba, lloraba, si papá no dormía junto a ella, lloraba, o eso era al principio, después de un tiempo solo lloraba en las noches hasta que Joe llegara del trabajo; no me gustaba que el tiempo avanzara, quería tenerla igual de pequeña para siempre

JOE   P. O. V.

-Monstruo Belknap•Campbell- exclamé mirándola husmear entre unas bolsas, se giró para verme con una sonrisita traviesa en la cara, -¿qué estás haciendo?- pregunté serio y con mirada acusatoria, alzó sus manitas en señal de “no sé” y negó con la ca...

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-Monstruo Belknap•Campbell- exclamé mirándola husmear entre unas bolsas, se giró para verme con una sonrisita traviesa en la cara, -¿qué estás haciendo?- pregunté serio y con mirada acusatoria, alzó sus manitas en señal de “no sé” y negó con la cabeza balbuceando no sé qué cosa, -no me interesan tus excusas, no debes estar aquí, y debes hablar bien si no, no te entiendo- la alcé como un costal y la llevé fuera de la cocina

Liesel había vuelto al trabajo y nos turnábamos para cuidar a la bebé, habíamos hecho una mini asociación entre mi taller y el suyo, yo me encargaba de los autos y ella con algunos de los que fueron mis hombres, de las motos. Llevé a Liv hasta su corral y la dejé allí mientras le prendía la tele y la miraba sentarse para prestar atención, mi hija era traviesa pero obediente, extraña combinación pero así era, si le pedía que se calmara lo hacía sin objeción.

Hubiera querido que se pareciera un poco más a su madre que a mí, lo que había heredado de su madre, era la mirada traviesa y esas largas pestañas, y a diferencia de mi cabello lacio, a ella a veces se le rizaba, tal como mi hermana

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