LIGHTS OUT

59 3 4
                                    

Caminaba de regreso a mi casa por el parque el cual siempre cruzaba, me gustaba ver la fuente llena de flores y el agua rebotando en las esquinas. El parque estaba casi vació por la hora, solo se veían personas corriendo con sus perros alrededor de la pista. Me coloqué mis audífonos para dejar de pensar en lo de mañana, sería un día largo y a pesar de la buena comunicación que tenía con la familia de Dave siempre tenía que verme y comportarme impecable ya que en nuestro circulo todo era con mucha clase. Giré a la derecha para tomar el camino más corto y choqué contra un chico que iba en una patineta y los dos caímos al suelo después del impacto. Cubrí mi rostro por la vergüenza y comencé a reír, lo escuché reír también. Sentí la mano del chico en mi hombro, el cual aún reía y con trabajo me habló.

-Hey, ¿te encentras bien? ¿Te lastimaste?

-Estoy bien. ¿Tú?

-También pero perdí mi patineta en la jardinera… creo.

Quité las manos de mi rostro y miré la silueta del chico que estaba de rodillas a un lado mío, no podía distinguir su rostro bien con la oscuridad y la poca iluminación por los arboles. El chico me dio la mano.

-De pie. No planeas estar ahí toda la noche o ¿sí?

Tomé su mano y me puse de pie. Pase y le di un pequeño empujoncito a su hombro, él solo rió.

-Creo que debemos encontrar tu patineta primero.

-Oye, que amable eres… creo que es lo que es lo debido después de que me sacaste volando.

Los dos comenzamos a reír como niños.

-Bueno ¡YA! Vamos a buscarla amigo.

Empezamos a buscar entre las pequeñas jardineras de alrededor. El la encontró antes que yo.

-Oh... creo que se fracturó de un lado.

-¿En serio? De verdad lo siento.

El chico se acercó a mí.

-Ahora me debe una patineta, señorita.

-Y tú me debes una buena gasa para la rodilla lastimada que tengo.

-Me habías dicho que estabas bien.

-Si bueno… no soy tu patineta.

-Vaya, lo siento. ¿Quieres que…?

-Solo quiero ir a casa.

-¿Necesitas ayuda?

-Estoy bien, gracias. Bueno, me voy y perdón por lo de tu patineta.

-No… está bien. Mejórate de tu rodilla.

-Gracias, adiós.

-Adiós…

Me alejé de el chico cojeando ya que si me dolía bastante. Llegué al apartamento y por desgracia Sally ya estaba dormida, quería contarle todo lo que me había pasado. Entré a mi recamara y cerré la persiana pero me detuve a ver como un chico con una patineta en la mano se alejaba de la calle. Cerré mi persiana rápidamente y entré a mi cama… ¿Qué rayos?

NINETEEN EIGHTY-SIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora