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Enrique

Me desperté en el momento en el que los rayos del sol pegaron en mis ojos, en ese momento maldije a Angélica, mi esposa, ella ya sabe que me molesta el sol, los rayos pueden maltratar mi cutis y hacer que mi piel sea tan fea como la de ella.

En verdad, ya no la amo, desde hace dos años me di cuenta. Ya no es lo mismo, quiero decir, cada que la veía me derretía, pero lastimosamente eso ya no sucede, la quiero con todo el corazón, es como mi amiga, mi hermana, mi Angélica, y no la quiero lastimar, así que he estado con ella, creo que ella lo ha notado, rechazo sus besos, sus caricias, la rechazo siempre.

Luego de debatir conmigo mismo, me paré y caminé al baño, me miré en el espejo...

"Soy el presidente de México y soy infeliz" pensé, en el espejo veía a un señor de 51 años, con unas pocas de arrugas, no tantas, ojos cafés oscuros y una cara de infelicidad. Me eché agua en la cara y cepillé mis blancos dientes, hice mis necesidades y salí del baño.

—¡Enrique! — ese era mi nombre, bajé con cansancio las gigantes escaleras de mi casa en Los Pinos.

—Buenos días, Angélica. — Hablé con una sonrisa, siempre trataba de ser amable con ella y creo que a ella eso le agradaba, ya no soportaba estar guardando este secreto.

—Enrique, que bueno que bajas...— comentó con esa sonrisa que antes me encantaba. —Sacaron el nuevo episodio de 'Ingobernable'...

—Sabes que esa serie habla de ti, ¿verdad? — me senté en una silla del comedor y una chica puso un plato con mi desayuno enfrente de mí. —Gracias—

—De nada, señor— me respondió la chica con una sonrisa y se retiró.

—Claro que lo sé, y eso es lo que más me encanta, que esa serie habla de mi— tomó su IPad y puso 'reproducir' a la serie que tanto le encantaba.

Luego de un rato terminé mi desayuno y subí a bañarme y cambiarme, me puse un traje Boss y unos zapatos negros, me hice mi característico copete, tenía que ir a mi gabinete.

Ya en mi gabinete hice lo de siempre, estar sentado, me informaron que habría unas juntas a las cuales asistí y grabarían un vídeo, luego de todas las actividades laborales, mi asistente me avisó que mañana volaríamos a Canadá, pues el primer ministro quería tener una reunión, hablar sobre el TLC y otras cosas de política.

Ya había ido a Canadá de vacaciones y en verdad me encantaba ese país. Llegó la noche y regresé a casa, al parecer Angélica también había tenido juntas y demás, subimos a la habitación, nos cambiamos y empezamos a conversar.

—Mañana iré a Canadá, el primer ministro quiere hablar conmigo— estaba navegando en mi celular cuando hablé.

—Oh, Canadá es hermoso, ¿crees que este nevando? — preguntó con curiosidad.

—No lo sé— guardé mi celular y me acomodé en la cama. — Bueno, ya tengo mucho sueño, buenas noches y hasta mañana.

Cerré mis ojos y me fui durmiendo rápidamente, después recordé "Los dioses no duermen", pero no soy un dios así que me dormí.

Cerré mis ojos y me fui durmiendo rápidamente, después recordé "Los dioses no duermen", pero no soy un dios así que me dormí

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Amor sin fronteras. [Enrique Peña Nieto & Justin Trudeau]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora