Justin
Dos días, dos malditos y aburridos días, habían pasado desde que Enrique me dijo todas esas cosas, me habían dolido, pero entiendo que él estaba enojado y herido, no me imagino perder a mi hija, o a alguno de mis hijos, sería doloroso para mi.
Me sentía apagado, sin ganas de trabajar y lo único que tenía en la cabeza era ese nombre, Enrique...
Bajé a desayunar con Sophie, los niños todavía seguían dormidos... Sophie, es la mejor persona que he conocido, planeó un día de picnic, me dijo que era para que me animara, en la tarde iríamos a un campo.
Luego de desayunar, Sophie y yo nos pusimos a cocinar, mientras hablabamos de todo.
—¿Cómo cuánto tiempo crees que pase hasta que me vuelva a hablar?— pregunté mientras que la veía preparar algo en un sartén y yo mezclaba ingredientes para hacer un pastel.
—No lo sé, Justin— fue hasta el refrigerador y tomó unos huevos y los partió en el traste donde mezclaba los ingredientes.— te faltaban los huevos...
—Rayos, lo único que hago es pensar en él y casi arruino el pastel.
—Tranquilo, debes de ser paciente con él, estoy segura de que te hablará y arreglarán todo.
—Espero que así sea...— hablé imaginandome un futuro junto a él.— Sophie... estoy pensando en renunciar al cargo...
—¿Renunciar?
—Sí, pero primero lo tenía que hablar contigo— le comenté mientras la miraba a los ojos.
—Bueno, creo que si tú lo quieres, puedes hacerlo...
—Lo quiero hacer, ya no me gusta estar así— miraba el traste con los ingredientes.— siento mucha presión.
—Entonces reuncia...— hizo una pausa y se formó un silencio hasta que ella volvió a hablar.— ya que estamos hablando de esto, quería ver si sería posible divorciarnos.
—Oh, sí, si tu lo quieres...
—Simon, siempre habla del matrimonio, y la verdad me gusta la idea de casarme con él — me gustaba ver a Sophie feliz con su novio.
—Wow, que rápido van — dije riendo a lo que ella hizo lo mismo.— podemos divorciarnos... pero luego de que renuncie, ¿está bien?
—Está perfecto— Sophie sonrió a lo que yo hice lo mismo.
Pasaron las horas y Sophie y yo acabamos de cocinar, terminamos llenos de harina luego de que nos peleáramos porque empezó a hablar sobre Enrique y yo, decía que ibamos a estar juntos e ibamos a tener muchos hijitos y que esos hijitos se iban a traumar porque en las noches intentaríamos procrear nuevos hijitos...
Maldita Sophie, no sé que haría sin ella.
El único obstáculo de nuestros planes del divorcio eran nuestros hijos, pero hablaríamos con ellos y de seguro entenderían.
Los niños se acababan de despertar, vaya que habían dormido, ya eran las 4:15 de la tarde y todavía tenían más sueño, los mandamos a bañarse y a arreglarse para ir al picnic. Cuando ya todos estábamos listos, salimos de la casa, con la comida y con una manta para ponerla en el piso.
El resto del día nos terminamos la comida y el pastel que habíamos hecho, jugamos, corrimos y reímos.
Me olvidé un poco de Enrique, me olvidé de que él no me quería hablar y me olvidé de pensar en el futuro.
Pensé en el presente y en que todo se solucionará, en que no debo de presionar a Enrique, porque él no merece ser presionado, él me hablará cuando esté listo, cuando ya no este enojado, cuando ya esté tranquilo, cuando la tormenta pasé y llegué el arcoiris, y yo, yo estaré ahí esperándolo... pasen días, meses o incluso años, porque él no saldrá de mi cabeza, no se deshará de mi tan fácil y menos ahora que me doy cuenta que lo amo como a nadie y que espero que él me ame porque si eso pasa, seré la persona más feliz del mundo, aunque todo esté mal a nuestro al rededor, siento que si estoy con él lo único que importará es que estemos juntos, amándonos.
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Amor sin fronteras. [Enrique Peña Nieto & Justin Trudeau]
RomanceDivididos por un país, se conocen y ninguno puede salir de la cabeza del otro, pero al parecer ninguno quiere reconocerlo, sigan la historia de como Enrique y Justin van desarrollando su amor.