2.

12.9K 1.1K 2.2K
                                    

Justin

Mis asistentes me acababan de decir que en unos momentos llegaría el presidente de México, yo ni siquiera sabía que hablaría con él. Se supone que tendrían que notificarme antes, soy el primer ministro, sólo digo.

Eran las cinco de la mañana y ya me estaban pidiendo que me alistara por que el presidente ya había llegado.

Me adentré al baño y me miré en el espejo. Veía al guapo Justin Trudeau, suena un poco egocéntrico, pero es claro que soy guapo. Me cepillé los dientes y me duché, al salir del baño me vestí con una camisa blanca y un saco gris y unos pantalones del mismo color, mis zapatos cafés. Peiné mi cabello y bajé las escaleras de mi gran casa.

—Señor, el presidente ya está en el gabinete. — me informó una chica con una sonrisa mientras que caminaba junto a mi hacia el ya nombrado gabinete.

Hace unos momentos me habían comentado que hablaríamos sobre el TLC. El día anterior mi equipo y yo habíamos tenido una junta sobre eso, así que manejaría perfectamente el tema.

Llegamos al gabinete y el asistente del presidente, un joven de unos 25 años, le comentaba algunas cosas al presidente, cosas que no entendía, pues estaban hablando en español, podrían estar diciendo malas palabras hacia mi persona y yo no me daría cuenta.

Cuando se dieron cuenta de que yo estaba ahí ambos voltearon a ver, el joven se despidió del presidente y mi asistente hizo lo mismo, juntos salieron del lugar y cerraron la puerta dejándonos solos. El presidente, que antes estaba sentado, se levantó y me tendió la mano.

—No sabes lo que estoy diciendo y te diré que eres hermoso. — escuché que una frase salió de su boca, la cual no entendí pues lo había dicho en un susurro.

—No puedo escucharte. — fue lo único que salió de mi boca, me sonrojé un poco por la vergüenza, vi que una sonrisa burlona se formó en su cara.

—Oh, nada. — una pequeña risa sonó en la habitación, tomamos asiento y empezamos a conversar del tema principal, el TLC.

Ya habían pasado alrededor de cinco horas y ya todo estaba claro, nos levantamos de las sillas y empezamos a despedirnos.

—Fue bueno conocerte. — estrechamos por segunda vez nuestras manos, nos quedamos unos minutos así, minutos en los que nuestros ojos no se separaban, me sonrió y sentí una pequeña punzadita en mi corazón.

—Ojalá nos podamos ver otra vez. — dije con una sonrisa y con amabilidad.

—Por supuesto que veré esa linda cara de nuevo. — el presidente volvió a hablar en un susurro que no escuché y yo reí nerviosamente.

—Ye te dije que no puedo escucharte. — comenté con una risa, a lo que él también río.

Enrique

No sé qué me pasó, pero cada que lo miro me dan muchas ganas de lanzármele encima... sólo digo la verdad.

Sus ojos, su boca, su nariz, su todo... Es hermoso.

—Sabes, me quedaré aquí por tres días, puedes darme un tour, sólo si puedes...— le pedí lentamente y le guiñé un ojo a lo que reaccionó con un sonrojo. Se veía tan tierno.

—Claro, puedo hacerlo, entonces...— respondió y me dedicó una risa que hizo que mi corazón se volviera loco.

—Te veo mañana. — me despedí pues él se estaba poniendo muy nervioso y aunque me gusta eso tampoco hay que hacerlo sufrir.

—Nos vemos. — me sonrió por última vez, salí del gabinete y me dirigí al hotel donde me estaba hospedando, pero nunca olvidé esa sonrisa...

 — me sonrió por última vez, salí del gabinete y me dirigí al hotel donde me estaba hospedando, pero nunca olvidé esa sonrisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Amor sin fronteras. [Enrique Peña Nieto & Justin Trudeau]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora