Enrique
—¿No vas a desayunar antes?— Justin me preguntaba. Habíamos decidido ir a recorrer la ciudad.
—No tengo hambre— Lo miré con una sonrisa y el bajó la cabeza sonriendo.
—Pero ¿cómo no puedes comer la comida de esa señora?, es deliciosa— su mirada estaba mirando al frente mientras que salíamos de la casa.— no sé ni lo que comí, pero sabía muy rico, más rico que tu.
—Nunca desayuno ni como los días 24 de diciembre, mejor me atasco de comida en la noche— solté una risa y tomé su mano apretándola con un poco de fuerza.
—Bueno...
—A parte...— lo interrumpí, luego hice una corta pausa y me acerqué a su oído.— ya te comí a ti.
—Si, pero no, quiero decir, no me comiste literalmente, eso sería una locura.
—¿No te va el canibalismo?— mi expresión cambió a una triste haciendo que él alzara una ceja, lo que me hizo reír.
—No me va eso, pero me va— él mismo paró de hablar y miró a todos lados, para después acercarse a mi oreja.— me va follarte, tal vez con un traje de gato o sin el traje, no importa, follarte y hacerte gemir hasta que tus cuerdas vocales estén lo bastante destruidas y que tu respiración no pueda más que me pedirás que pare.
Mis mejillas, bueno no sólo mis mejillas, toda mi cara estaba roja y tan caliente como el fuego de una fogata.
—¡¿Que mierda?!
Justin y yo saltamos al oír una voz detrás de nosotros.
Volteamos y era Raúl, mi cara se enrojeció más y los ojos de mi asistente estaban completamente abiertos viendo a Justin de arriba a abajo.
¿Por qué lo ve así?
Me puse enfrente de Justin para que los ojos de Raúl se posaran en mi y no en mi novio.
—¿Hace cuánto estás escuchando?— los ojos de Raúl se posaron en los míos .
—Acabo de salir de la casa— señaló la puerta que estaba a su espalda y siguió hablando.— y ustedes estaban aquí hablando cosas sucias.
—Bueno, tu no eres un santo cuando hablas con Manny— fruncí el ceño y le reclamé cruzándome de brazos.
—¡¿Revisó mi celular?!— alzó la voz dramáticamente y su ceño se frunció extremamente.
—Soy como tu padre tengo que hacerlo.— se formó un silencio y Justin se acercó a mi para hablarme.
—¿Quién es él? ¿Preocupa que haya escuchado lo que te dije?— me dijo en un susurro.
—Estoy aquí, aunque susurres puedo escuchar lo que dices— habló Raúl hacia Justin.— y por qué le dices esas cosas a mi papá.
Dijo haciendo comillas con sus dedos cuando dijo la palabra 'papá'.
—Luego te lo cuento, Raúl— traté de tranquilizar el ambiente.
—No, me lo cuenta ahora, como quiera, Manny y yo ibamos a desayunar— tomó mi mano y la de Justin para luego meternos a la camioneta, me faltó decir que Manny acababa de llegar y estaba viendo toda nuestra pelea.
Justin y yo nos subimos a los asientos de atrás y Raúl se subió al asiento del copiloto, dándole un suave beso a Manny y luego poniéndose el cinturón de seguridad, nosotros también hicimos esto último.
Siempre ponganse el cinturón de seguridad, chavos.
Manny miró curiosamente a Justin y luego le preguntó con señas que quien era el que estaba sentado detrás, mientras que encendía la camioneta y avanzaba.
—Es el novio del señor Enrique, o eso creo, los escuché diciéndose cosas muy sucias.
—Que sutil es... — dijo bajito Justin y luego miró a la ventana.
—Callese, señor que ni siquiera conozco.
—Justin Trudeau, primer ministro de Canadá— sonrió extendiendo la mano y Raúl abrió grande los ojos con rapidez.
—¿En serio? Perdón— se exaltó y sus nervios intervinieron.
— No, tranquilo, si un señor guapo se estuviera follando a mi padre también reaccionaría así.
Me tapé la cara al escuchar lo que dijo y Manny río por mi acción.
—Entonces si hay algo...
—Cuando fuimos a Canadá hace unos meses me enamoré de él y luego hablamos, lo invité a tu boda y acabamos de tener relaciones, es nuestra primera vez, no lo hemos hecho antes, ya le dije a Angélica, así que no estoy engañando a nadie y él también le dijo a su esposa, así que esto está bien, sólo llevanos al Castillo de Chapultepec y te llamaremos para que vengas a recogernos... Ah, y ya callense.— hablé sin parar y Justin río a lo que le pegué con fuerza en el hombro.
—¡Ouch!
—¿Estará en la cena?— preguntó Raúl refiriéndose a Justin.
—Si él quiere sí, la cena será pequeña, mis hijos no vendrán, ¿dónde la pasarás tu?
—Creo que con usted, mi mamá me dijo que la pasaría con una tía que es una homofóbica, prefiero no estar ahí, sino habrá una tercera guerra mundial.
—¿Y tu, Manny?
—Donde Raúl esté ahí estaré— Raúl le sonrió y tomó su mano.
—Ves, eso es ser romántico— señalé a los tortolitos que se iban a casar mientras que le hablaba a Justin.
Se acercó y me besó, era un beso lento y suave, mordió ligeramente mi labio y yo sonreí entre el beso, su lengua se metió entre mis labios y tocó la mía , seguimos así hasta que nuestros pulmones pidieron aire.
—Señor, en el Castillo no hay servicio de motel— sonrió Manny burlonamente, y yo le mostré una mirada amenazante.
—Te voy a despedir.
—Si él se va yo me voy.
—Ah, ya que— rodé los ojos— no puedo perder a mi asistente.
—Ni yo a mi papá— se volteó a verme e intentó abrazarme pero no me alcanzaba.
Manny siguió manejando hasta que llegamos al Castillo y nos bajamos, luego Raúl y él se fueron.
—Bueno, te voy a enseñar este lugar.
—¿Y si me enseñas otra cosa?— metió sus manos a sus bolsillos, ahora que lo notaba, él estaba vestido con un traje gris y una camisa blanca que lo hacia verse muy sexy.
—¿Y si te callas?
Se verá muy sexy pero es un idiota, mi novio sexy e idiota.
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Amor sin fronteras. [Enrique Peña Nieto & Justin Trudeau]
RomanceDivididos por un país, se conocen y ninguno puede salir de la cabeza del otro, pero al parecer ninguno quiere reconocerlo, sigan la historia de como Enrique y Justin van desarrollando su amor.