Justin
Hoy era mi día favorito del año, y lo iba a pasar con mi persona favorita.
31 de Diciembre, vísperas de año nuevo.
Era raro pensar en eso mientras que mi persona favorita estaba encima de mi, saltando, haciendo que mi pene entrará todavía más en su entrada.
Sus gemidos y suspiros, eran música para mis oídos, y, prefiero verlo fruncir el ceño con los ojos cerrados y mordiendo su labio inferior para no soltar gemidos tan fuertes, que ver una obra de arte.
Él era mi obra de arte, y nunca me cansaría de verlo.
Él estuvo saltando por un rato hasta que me vine dentro de él, causando un escalofrío en su cuerpo, tomé su pene y lo masturbé hasta que hubo semen en mi mano, y en mi abdomen.
Nos bañamos, nos vestimos, con un pantalón de vestir y una camisa blanca, nos acostamos un rato en la cama y sólo nos besamos, él estuvo un buen rato acostado con su cabeza en mi pecho, mientras que yo acariciaba sus cabellos.
Platicamos un rato, reímos, hicimos una pelea de te amo's , parecíamos adolescentes con su primer amor...
Bajamos al comedor y le pedimos a la cocinera que nos sirviera comida.
—¿Te gustó la ronda de la mañana?— le hablé con la boca llena y él río.
—¿Qué?— me sonrió y yo mastiqué mi comida y hablé.
—¿Qué si te gustó como te penetré?
Su cara se volvió completamente roja y me golpeó el hombro, me gustaba cuando hacía eso, sonaba masoquista, pero él era realmente tierno cuando hacía eso.
—Sólo contesta— le sonreí mostrando mis dientes y le toqué la nariz con mi dedo índice.
—No te contestaré eso— resalté el labio inferior y lo miré triste— Ok. Si me gustó.
Rodó los ojos y yo le sonreí con triunfo.
—Te odio.
Reí mientras que lo veía comer con enojo y con un puchero en los labios.
—¿A dónde iremos hoy?— me pregunté y él me miró con una sonrisa.
—Hoy cocinaremos— sonrió de oreja a oreja y lo miré con los ojos muy abiertos.
—Pero yo no sé cocinar, sólo hago pasteles y con mucha ayuda.
—Pues te ayudaré— tomó mi mano y su mirada se juntó con la mía, haciendo que él y yo nos sonrojaramos.
Terminamos de desayunar y Enrique le llamó a Raúl, iríamos al supermercado, hace mucho que no lo hacía, y menos uno en México.
Manny nos vino a recoger, y manejó hasta el supermercado más cercano, nos bajamos, y por suerte no había gente, sólo unas cuantas personas.
Compramos las cosas que necesitaríamos, haríamos lomo de cerdo relleno y de postre haríamos pastelitos helados de durazno, Enrique había buscado esas recetas en el camino al supermercado, también haríamos ensalada navideña, cosa que yo no sabía como era.
Pagamos todas las cosas y regresamos a la casa.
Pasaron algunas horas y decidimos empezar a cocinar, nos pusimos unos mandiles, para no manchar nuestra ropa, y empezamos a hacer la cosa esa navideña.
—Debes de pelar las manzanas y luego cortarlas en cuadros no tan chicos pero no tan grandes, ¿entiendes?— me quedé en silencio y el rodó los ojos.
ESTÁS LEYENDO
Amor sin fronteras. [Enrique Peña Nieto & Justin Trudeau]
RomanceDivididos por un país, se conocen y ninguno puede salir de la cabeza del otro, pero al parecer ninguno quiere reconocerlo, sigan la historia de como Enrique y Justin van desarrollando su amor.