Enrique
Era el día, el día en que Justin y yo nos subiríamos a un avión y viajaremos a Omán, nuestro primer viaje juntos, y creo que no será el último, siento que esta felicidad nunca se irá de mi.
Al despertar lo primero que hicimos fue besarnos, besarnos mucho hasta que nos sentimos excitados, decidimos no hacer nada sexual porque teníamos que llegar al vuelo temprano, no queríamos perderlo.
Nos vestimos, y un adormilado Manny y un completamente dormido Raúl, nos acompañaron al aeropuerto, bajamos nuestras maletas y entramos al aeropuerto, esperamos en las sillas, nientras que varias personas nos veían, cabe decir que teníamos gorra y lentes, que anteriormente el gerente nos dejó usar, por el hecho de que somos relativamente famosos.
Esperamos y esperamos hasta que habló la típica señora, e indicó que abordaran el avión que estaba en la puerta 27.
Pasamos todos los filtros de seguridad, mostramos nuestros pasaportes, caminamos con nuestras tres maletas y dos mochilas, y abordamos tranquilamente el avión.
Nuestro vuelo tenía tres escalas, sería así, parábamos por primera vez en Panamá, estaríamos ahí al rededor de 1 horas, la segunda parada era en Brasil, ahí nos quedaríamos 2 horas, luego iríamos de Brasil a Argelia, ahí estaríamos menos de 1 hora y tomaríamos un avión de ahí hasta Omán.
Sería muy tedioso el vuelo, pero nada puede ser tedioso con Justin.
Al fin llegamos a Omán y bajamos del avión, fuimos por nuestras maletas y tomamos un taxi, para que nos llevara al hotel en el que nos habíamos hospedado.
El taxi llegó al hotel, que por fuera se veía muy bonito, bajamos del taxi y le pagamos al señor, entramos al hotel y vimos lo elegante que era el lobby, ahora me doy cuenta de por qué era tan caro el hospedaje.
Caminamos hasta la recepción, le pedimos a una de las recepcionistas que nos diera la llave de la habitación y un empleado del hotel llevó nuestras maletas y nos guió hasta la habitación.
Vi que este individuo miraba mucho a mi novio, y eso vaya que no me gustaba.
Al llegar a la habitación el maldito ese dejó nuestras maletas en una esquina, y con descaro repasó a mi Justin con la mirada, hijo de perra.
Le dimos las gracias, Justin amablemente y yo de mala gana.
-¿Qué pasa, mi amor?- me preguntó Justin cuando el maldito salió de la habitación.
-Nada...
-Eh, no me mientas, bebé, ¿qué es?- se acercó a mi y tomó mi cintura con sus manos.
-¿No notaste como ese hijo de su puta madre te miró?- fruncí el ceño con enojo, no estaba enojado con él, estaba enojado con la mierda esa, aunque un poquito con él, por ser tan guapo.
-La verdad no vi...- hizo un pequeña pausa antes de seguir hablando - Pero tu sabes que sólo soy tuyo.
-Si, pero me enoja que te vean así- hice un puchero que Justin calló con un beso.
-Mi bebé celoso- sonreí al escuchar ese apodo y él me besó de nuevo. - ¿quieres hacerme tuyo?
Sonreí cuando dijo eso y apreté su trasero.
-No- dije simplemente separándome de él y tomando las maletas, y dejándolas en la cama.
-¿Qué? ¿por qué?
-Tenemos que dormir, Justin Pierre James Trudeau.
Cabe decir que eran las 3:20 de la mañana.
-No me llames con mi nombre completo, siento que me estás regañando.
Reí bajito mientras tomaba una pijama.
-Por favor- rogó, a este hombre sólo le gusta el sexo.
-Bueno, pero tu hazmelo a mi...-hablé y me quité mi camisa para cambiarmela por la pijama.
-No, tu hazmelo a mi- quien entiende a Justin, a veces me dice que no quiere que se lo haga y a veces me lo ruega.
-No.
-Por favor, mi amor...- se puso de rodillas y juntó sus manos.
Lo levanté del suelo y lo empujé haciendo que cayera en la cama, le quité rápidamente la camisa e hice lo mismo con su pantalón y su boxer, lo puse en cuatro y bajé mi pantalón y mi ropa interior, me quité la camisa y la lancé a un lugar de la habitación.
Masturbé mi pene y lo puse en su entrada, metiéndolo de un empujón.
Justin soltó un fuerte grito y se escuchó como tragó saliva.
-¿Querías esto no?
-Follame.
-Ok. Sólo porque mi amor me lo pide.
Empecé a hacer de adelante hacia atrás mis caderas logrando que de la boca de Justin salieran gemidos y maldiciones.
Mis caderas aumentaron su ritmo y la respiración de Justin hizo lo mismo.
Le di nalgadas, mordí sus hombros y cuello, rasguñé su espalda y el sólo gemía y gemía, lo tomé de la cintura con fuerza y mis caderas se movieron lo más rápido posible, ojalá y no pueda caminar y se arrepiente por haberme calentado.
Nos acostamos cuando él se corrió manchando un poco la sábana y yo me corrí en su interior.
Rápidamente nos dormimos, estabamos cansados por el vuelo.
Fuera de ese día todo fue casual, visitamos los atractivos turísticos, tomamos muchas fotos, y estuvimos cada momento del viaje juntos, estar así siempre, con él, es lo que más deseo, viajar por el mundo y conocer nuevas culturas juntos, conocer un poquito más de nosotros, compartir todas nuestras opiniones y también lo que nos concierna, creo que mi novio es la mejor persona de mi vida y del mundo, me hubiera encantado que Paulina lo conociera, pero desafortunadamente ocurrió lo que ocurrió.
Sin embargo, todo este tiempo en el que he estado con Justin, todo este tiempo, fue alegría, nada más que alegría, y un poco de enojo cuando las personas ven mucho a Justin.
Y nunca pensé que el ministro guapo de Canadá sería el amor de mi vida, nunca pensé que tendríamos algo tan hermoso como esto.
Feliz y orgullosamente puedo decir que nosotros estamos sin fronteras y con amor.
Fin.
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Amor sin fronteras. [Enrique Peña Nieto & Justin Trudeau]
RomanceDivididos por un país, se conocen y ninguno puede salir de la cabeza del otro, pero al parecer ninguno quiere reconocerlo, sigan la historia de como Enrique y Justin van desarrollando su amor.