CATORCE

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-¿_______? -Cuando la vio agazapada en el suelo Harry bajó de un salto la escalera y llegó hasta ella en pocos segundos-. ¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien?

-Yo... Ha sido... -_______ sacudió la cabeza.

-¿Qué ha sucedido? -Edward miró a su alrededor, percibía algo extraño en la escena-. ¿Quién ha estado aquí?

-Era él. -Abrió la mano para mostrarles una llave.

Era la llave lo que le hacía estar tan segura. Nada más desaparecer el hombre, se había precipitado a coger el objeto que se le había caído. Al recogerla, al igual que cuando había visto la llave que encontraron entre los escombros de su casa, sintió una punzada de reconocimiento. En esta ocasión esa punzada fue mucho más fuerte. La transportó a un día soleado en que estaba tomando el té con las muñecas. Estaba sentada con su amigo Raum ante una mesita. Con ellos estaban las muñecas, cada una en su asiento. Raum había aceptado el té y le había comunicado tímidamente que tenía un regalo para ella.

No es nada de comer, como sándwiches para el té, ni nada de beber, le había dicho. Es algo brillante y bonito para que lo mires.

Cuando le entregó el extraño objeto, ella lo había contemplado asombrada, mucho más que ahora. No era la misma llave, desde luego, pero estaba claro que era del mismo fabricante. Como también estaba claro que, después de todo, su amigo imaginario resultó no ser tan imaginario.

Oyó cómo su madre la llamaba para que entrase en casa: ¡_______! ¡Raum! ¡Venid adentro niños! ¡Empieza a refrescar!

Eran los recuerdos borrosos de su niñez.

-¿_______? ¡Escúchame, _______! -Harry tenía las manos puestas sobre sus hombros. Ella, dio un respingo y se dio cuenta de que llevaba ya un rato hablándole.

Pestañeó y levantó la vista hacia él.

-¿Sí?

Él le cogió la llave de su mano y se la mostró.

-¿De dónde has sacado esto?

-Él me la dejó. -Lo miró directo a los ojos-. Me la ha dejado Raum.

-No entiendo. -Harry se paseaba de un lado a otro de la biblioteca mientras _______ estaba sentada en el sofá, aún conmocionada-. ¿Cómo es posible que lo conozcas?

-No lo conozco -dijo ella, bajando la vista hacia sus manos-. Ya no.

-Pero lo conocías. -Edward habló desde un sillón cerca del fuego. Resultaba extraño verlo tan quieto mientras Harry se paseaba con energía felina por la biblioteca.

-Sí. -Se quedó mirando el fuego que chisporroteaba en la chimenea-. Yo pensaba que... Bueno, yo pensaba que no era real. Cuando era pequeña jugaba mucho con él. Ni siquiera recuerdo cuando dejó de venir a vernos. -Levantó la vista para mirar a Harry-. Se lo mencioné a mi madre hace un par de años. Me dijo que mucha gente tiene amigos imaginarios.

-Me extraña que Raum Baranova sea amigo de nadie. -El tono de Edward era mordaz-. Probablemente la llave que tienes en la mano era la que pensaba dejar en la escena de nuestro asesinato.

Las palabras tardaron unos instantes en hacer su efecto. Cuando lo hicieron, Ella lo miró impresionada.

-¿Raum... Baranova? -Se puso en pie y comenzó a pasearse por la habitación

tratando de recuperar el aliento.

Harry asintió.

-El hijo único de Andrei Baranova. No tenía más que dieciséis años cuando murieron sus padres. Ni siquiera había alcanzado la Iluminación.

Tentación de Ángeles (Harry y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora