Se dirigieron hacia la entrada de la casa, haciendo planes para quedar más tarde para cenar con Edward. Mientras tanto, Harry tenía que atender unos asuntos, y ya casi había salido por la puerta cuando a _______ se le ocurrió algo.
-¿Harry?
Él se giró para mirarla, con el sol a su espalda iluminando sus cabellos cobrizos.
-¿Sí?
-¿Qué pasa con la hoz? -preguntó ella-. ¿Puedo tener una ya? Para defenderme,
por si fuera necesario.
Él se quedó callado, mirándola fijamente a los ojos. Por fin hizo un gesto afirmativo
con la cabeza.
-Hablaré con Edward.
Cerró la puerta despacio tras él. _______ se quedó parada a los pies de la escalera. Preguntándose si las dudas de Harry se debían a la preocupación que sentía por su seguridad o al miedo a su incompetencia con la hoz. Suspiró. Quizás diese igual.
Se paseó por el vestíbulo, deslizando la mano por la lustrosa barandilla y por la mesa de caoba pulida. Resultaba casi imposible resignarse a un mundo en el que la casa desconocida donde estaba ahora fuera lo más parecido que tenía a un hogar. Un mundo, en el que su propia casa, imponente y sólida sobre el cielo londinense, ya no se llenaría de luz y risas y animadas discusiones casi todas las noches.
Notó un leve escozor en los ojos, un agotamiento que venía de lejos, aunque solo pensar en irse a su habitación le crispaba los nervios. Su mente jamás le permitiría descansar.
No hasta que lo viese por sí misma.
Lo dudó un momento antes de abrir la puerta. Luego salió al fresco aire de la tarde, el viento fustigaba sus cabellos, los ruidos de la ciudad la rodeaban.
Se encaminó primero al Claridge, volviendo sobre sus pasos de la noche que escapó, tratando de no recordar los espantosos acontecimientos que la habían obligado a hacerlo. En cuanto pasó delante del hotel, no le resultó difícil encontrar el camino a casa. Menos de veinte minutos después de haber salido del hogar de los Styles, pasó de largo ante la botica de la esquina y continuó por la tienda de dulces al final del bloque. Todo le era dolorosamente familiar, y aun así, parecía distinto a través de la lente de cuanto había sucedido desde la última vez que recorrió aquellas calles.
La velocidad de sus pasos se redujo cuando _______ comenzó a cuestionarse la conveniencia de llegar a su destino. Ella sabía lo que había sucedido. Y cómo había acabado.
¿No era así?
O tal vez no le bastase con que le hubiesen dicho que sus padres habían muerto. Que su casa había ardido hasta los cimientos con su madre y su padre dentro. Tal vez tenía que verlo por sí misma, por horrendo que fuese el descubrimiento. Continuó caminando despacio por la calle, firmemente decidida.
Lo primero que le llegó fue el olor. No se trataba más que de un vago recuerdo del tiempo que pasó entre las paredes de su habitación, algo más acre que el permanente humo residual de las farolas londinenses. El olor fue acentuándose a medida que se adentraba en la calle.
Percibió el paisaje alterado que le esperaba incluso antes de verlo, como si todo el aire de los alrededores de la casa hubiese cambiado a causa de la desintegración de la madera, la pintura y los muebles que un día la ocuparon.
A pesar de estar preparada, _______ tuvo que inspirar hondo cuando por fin la casa apareció ante sus ojos. Su inconsciente rechazaba la imagen; el esqueleto ennegrecido de piedra y ladrillo, las ventanas que miraban como ojos vacíos según iba acercándose.
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Tentación de Ángeles (Harry y tú)
FanfictionUn destino inmortal. Un amor prohibido. Una elección imposible. (Adaptación de la historia de Michelle Zink)