CAPÍTULO 7

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Lion.















Mis ojos no dejan de mirar hacia todos lados, estos en busca de alguna señal de la patrulla que vimos en la carretera Newline hace más de una hora. No estoy seguro de si se haya atrevido a seguirnos, y, aunque no quiero considerar esa posibilidad ahora por mi bien mental, tampoco puedo ni debo descartarla. Tengo que mantenerme listo por si algo pretende tomarnos de sorpresa. Puede ser en cualquier momento.

Tengo que... calmarme, pero tanto silencio en el lugar no deja de intrigarme y llenarme de sospechas alarmantes.

<<¡Mierda!>>

Aunque aún no detecto algo por ningún lado... no puedo dejar de sentirme nervioso, y tampoco quiero bajar la guardia. Este puto encargo es de suma importancia para Watters. Tengo que buscar una manera de regresar al lugar en donde quedé cómo punto de reunión con Eliot, el proveedor de Arthur que vende su porquería en Albany, para ir por su maldita mercancía pero ahora no se me ocurre qué demonios hacer para poder pasar desapercibido con esas patrullas, si es que siguen ahí.

No puedo joder esto pero no puedo ir con Eliot ahora, pues el maldito sitio estaba atestado de policías locales. No sé lo que ocurrió, pero una voz insidiosa en mi cabeza no ha dejado de convencerme de que se estaban preparando para nosotros.

Ahora mismo estoy en la mitad de una carretera de un pueblo rural, esperando el plan b de Watters. Tuve que llamarle por teléfono para enterarle de lo que pasaba. Ya no me quedó de otra, no quería que se molestara o que se preocupara por mi tardanza, pero creo que igual logré preocuparlo con este nuevo y jodido problema que tenemos ahora.

' —Ya me encargué de Newline. Dile a esos hijos de puta que muevan el trasero. Eliot ya estaba listo desde hace dos horas.'

'— Enseguida señor, disculpe la demora pero la carretera estaba atascada de Judas y...—'

' —Te dije que ya no hay problema con eso, Bennett. — me interrumpe con tono brusco' —. Los quiero ahí antes de las cuatro. No me hagas quedar mal con Eliot.'

Ni siquiera sé por qué elogia tanto a ese holgazán de Eliot. Es un maldito drogadicto imbécil que obedece todo lo que él le pide cuando hay una buena cantidad de porquería cómo pago para él. Quiero decirle que ya me tiene hasta la puta madre con el tema de lo importante que es ese imbécil para él, pero tampoco soy tan idiota para atreverme a contestarle de esa manera a Arthur. Eso sería despedirme de mi cabeza.

Arthur Watters jamás perdonaría tal atrevimiento, no importa que yo sea el guardaespaldas que ha arriesgado su culo en más de una ocasión por él. Nadie, ni siquiera a Eliot o a su propio hijo, Lennon, le ha dado el derecho para hacerlo.

Lo que he aprendido en este último tiempo trabajando con el hombre... es que nunca termina de confiar en las personas, no importa lo cuán cercano o leal se vuelvan para él. Jamás baja la guardia con nadie. Hacerlo sería muy peligroso para una persona cómo él, y en especial para su negocio. Bueno, más bien, nos llevaría el diablo a todos los que estamos involucrados con el bastardo... si él se atreviera a hacerlo. Las ratas soplonas saben esconderse muy bien y Arthur ya lo sabe perfectamente. Tiene crudas experiencias al respecto, es por eso que nunca deja de estar atento con quienes les rodea.

Lamentablemente... en este mundo uno está más expuesto a vivir  todo tipo de traiciones, ya que tu cabeza toma un valor muy grande para ciertos mandos hambrientos de información, venganza, o cómo cobro final para saldar alguna deuda. Por eso la lealtad es fundamental para ese hombre, lo comprendo en cierta parte, ya que una vez, uno de sus principales escoltas... lo entregó en bandeja de plata a las autoridades de Búfalo. Creo que incluso yo mismo actuaría de igual forma que él... si llegara a vivir algún tipo de traición cómo esa.

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