CAPITULO 38

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Lilo.























He estado toda esta tarde de sábado acompañada de Jannine y de Linda, al fin tuvimos oportunidad para vernos. Ha sido cómo tomar una bocanada de aire fresco el verla de nuevo. No me había dado cuenta de cuánto la  había extrañado en realidad hasta que la tuve de frente. Lloré cómo una ridícula al abrazarla, me sentía tan aliviada y conmovida, ya me había hecho ideas horribles... Creí que la había perdido para siempre.

Me contó muchas cosas. Respecto a su viaje a Nueva York, a las discusiones que tuvo con Lion por no tener motivos inmediatos que le explicaran el porqué de su repentino viaje. También de todos los lugares geniales a los que fue y de lo feliz que, a fin de cuentas, se sintió al pasar tiempo con su hermano.

Ella lo necesitaba...

Yo creo que ambos lo hacían y, una parte de mí, se siente contrariada y culpable ahora. Después de haber visto a Lion con esa otra chica en esa fiesta... había sospechado otras estupideces, cómo la posibilidad de él haber estado con esa fulana todo este tiempo que lo había creído desaparecido... pero no. Ahora sé que él estaba bien porque estaba con Jannine, ahora sé que ella también estaba feliz porque obtuvo lo que más quería;volver a su hermano y que él volviera a ella.

Si lo hubiera sabido antes...

Sólo quería eso.

Dios... Me hubiera ahorrado tanto drama. Me estaba volviendo loca con tantas teorías. Jannine me dijo que nunca entendió el porqué Lion quiso huir así. Porque, claramente, había huido. No le dijo a nadie, no quiso hacerlo, y, según ella, no esperaba volver tan pronto. Tal vez ya no quería volver pero... no era por Arthur.

Lion había escapado de algo más... ¿Pero de qué? ¿Qué puede ser más peligroso que el mundo de Arthur? ¿A qué más le teme de tal manera... para haber huido de esa manera?

Estaba asustado, estaba nervioso, o eso fue lo que Jannine dijo ver casi todo el tiempo en él, pero ni ella está segura de lo que hay en su mente. Aún no puedo evitar preocuparme por él, con más razón ahora que sé... que él está siendo torturado por algo más.

— Y... ¿Qué te pareció a ti?

—¿Qué?

—Ay Lilo... ¡Sabes bien a qué me refiero! — Jannine rueda los ojos y después me arroja una de sus frituras a la cara, esta me da en la nariz—. ¡El beso! ¡¿Te hizo desear más?! ¡¿Te causó escalofríos o...?! ¿Cómo le llaman a esa mierda? ¡Ah, sí! ¡Mariposas en el estómago! ¡Ay no, que ñoñeria! ¡Al carajo! ¡¿Te hizo mojar las bragas?!

—¡Jannine! — la miro con horror. Pronto comienzo a percibir cómo mi cara hormiguea y se calienta con seguro rubor. Ya extrañaba el descaro de esta chica loca, pero ese tema ya lo habíamos dejado de lado hace un buen rato. Pensé que ya me había liberado de eso.

Ella comienza a reír, mientras niega con la cabeza.  Ninguno de sus lisos cabellos rubios se despeina o se desacomoda en el proceso. Después se pone de pie y va al refrigerador que está cerca de la barra.

— Cariño, aveces me desespera que seas tan pudorosa. Ya te dije que conmigo tienes la libertad para contarme de cualquier cosa. Ya somos familia. —  no puedo evitar sonreír ante eso último. La miro beber de una botella de agua que ha sacado de ese refrigerador. Después se acerca a donde estaba sentada antes y golpea la mesa varias veces con las palmas de sus manos — ¿Entendido? No tienes nada qué temer, no iré de boca floja con nadie. Así que si necesitas desahogarte con alguien acerca de tus orgasmos mentales sabes que...—

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