Demons (2° y 3° temporada) [ChanKai/KaiYeol]

Lágrimas.

Chasqueó su lengua cuando sintió un pequeño ardor en la piel de su espalda. Su nariz se frunció y su mirada quedó perdida en la redonda mesita que había frente a él; sobre ella, dos tazas de café. ChanYeol sonrió de medio lado cuando el roce de los dedos de JongIn se sintió suave sobre sus hombros.

—¿Estás seguro de ésto, ChanYeol? Quiero decir... Puedes quedarte acá y esperar a que regresemos.

La voz de JongIn sonaba afligida, y ChanYeol no lo culpaba, la noche anterior ya los habían atacado y él había resultado lastimado. Pero ya se sentía mucho mejor gracias a los cuidados de BaekHyun y de Key. Además, no podría dejar a JongIn ir a mirar el territorio enemigo sin él cuidando sus pisadas.

Jamás.

ChanYeol negó con suavidad, mirando por sobre su hombro al moreno que recién había terminado de colocar unas vendas en su torso. El chico frunció el puente de su nariz, viéndose aún más bonito para los ojos de ChanYeol, quien alzó sus cejas cuando lo escuchó suspirar. 

Quizás no insistiría más con el tema de que no les acompañara.

La mano de JongIn parecía quemar sobre su piel desnuda, y seguramente el moreno no lo sabía, ya que la forma en que tocó sus hombros mientras caminaba hasta ponerse frente a él, fue lo suficientemente desesperante como para que ChanYeol sintiera un cosquilleo ya común en cierta zona. Y todo gracias al príncipe.

Los negros pantalones se abrazaban a las caderas de JongIn, remarcando cada línea de dicha zona. Su camisa rojo italiano parecía holgada a pesar de estar bien guardada en la pretina de los pantalones. El cuello en alto con una cinta negra anudada y sus mangas sueltas, le daban un aire un poco más relajado a pesar de estar así de formal. JongIn era simplemente una maravilla.

ChanYeol se relamió los labios, intentando no perderse en el cuerpo del moreno. Centró su mirada en los negros ojos del príncipe, quien lo miraba con el ceño ligeramente fruncido, aún con una mano sobre su desnuda piel. ChanYeol carraspeó. No era el momento preciso para estar caliente; sus pantalones igual de ajustados que los de JongIn no le ayudarían a cubrir "los problemas" que pudiese tener.

—Entonces prométeme que no te harás daño esta vez, ChanYeol. Esta vez no.

ChanYeol parpadeó rápido. ¿Cómo podría prometer algo así?

La intensa mirada de JongIn tenía una gran mezcla de miedo, de preocupación. ChanYeol apretó los labios, era una promesa difícil de hacer, pero si eso ayudaba a tener a JongIn más tranquilo, no tenía de otra más que asentir. Y así lo hizo. Pero JongIn tardó un momento en reaccionar, de hecho, se le quedó mirando fijamente, sus dedos jugueteando sobre su hombro antes de subir por la parte trasera de su cuello y enredarse finalmente en los cabellos de su nuca.

No pudo evitar gemir bajo cuando JongIn tiró suavemente de su cabello, manteniéndolo firme. El moreno se acercó a su rostro, sin llegar a unir sus labios.

—Quédate conmigo. Siempre.

ChanYeol alzó las cejas, claramente sorprendido. La pierna de JongIn se posó entre las de ChanYeol, apoyando la rodilla justo en la orilla de la silla en la que aún estaba sentado el más alto.

JongIn estaba asustado, más asustado de lo normal y eso en cierta medida también preocupó a ChanYeol. Se aseguró de ser suave a la hora de poner sus manos en las caderas del príncipe, intentando que sus pensamientos no se fueran a un lado más sexual. Y es que JongIn le ponía tanto siendo dominante como siendo una ternurita.