La escasez de luz en la gran sala del castillo era gracias a que sólo un par de antorchas que colgaban a los costados de los enormes ventanales estaban encendidas con llamas que ondeaban sutilmente gracias al andar furioso del alto hombre que tenía sus manos en la espalda, jugueteando con sus propios dedos en un gesto de ansiedad, de ira. Sentimientos que eran reflejados por la manera en que fruncía el entrecejo y se mordisqueaba el labio inferior; siempre bajo la atenta mirada de la pelirroja, a quien no parecía preocuparle demasiado que el hombre pareciera un león enjaulado.
El hombre se detuvo frente a la muchacha, sacándole algo así como una cabeza de altura. Las débiles llamas resaltando el color sangre de sus cabelleras alborotadas.
La muchacha sonrió, provocando que el hombre bufara.
Siempre era derrotado por esa magnífica sonrisa.
—¿Te calmaste?
La chica ladeó la cabeza con una mezcla de inocencia y diversión, la malicia brillando en sus profundos ojos negros. Traía puesta una camisa de cuello alto que era adornado por una bonita cinta negra anudada de tal manera que parecía ser el botón de una rosa. ¿Cómo lo había hecho? Sus pantalones negros y ajustados se abrazaban a la perfección a sus delgadas caderas, haciendo ver aún más elegantes sus botas que parecían brillar de lo limpias que estaban.
El hombre suspiró, negando un par de veces. Aunque sus hombros ya parecían más relajados.
—¿Cómo voy a estar tranquilo con esto? Eres... Eres mi bebé, mi única hija. La luz de mis ojos, mi razón de-
—Papá...
Las cejas del hombre estaban fruncidas cuando su hija le interrumpió con un tono de aburrimiento. Aunque por la sonrisa que adornaba su rostro no era difícil saber que se sentía bien cada vez que el hombre, a pesar de verse tan serio, demostraba todo lo que sentía por ella.
Hubo un momento de silencio en donde sólo se miraron fijamente, ignorando el silbido del viento al otro lado de aquellas paredes, sus corazones latiendo con una sincronía perfecta.
El hombre se humedeció los labios y dio un paso adelante. La suela de sus negras botas provocando un sonido seco en contra de la cerámica blanca con negro; bastaron tres pasos para que llegara hasta el cuerpo de su hija y le envolviera los hombros con sus fuertes brazos en un gesto de amor puro. Un abrazo tan malditamente fuerte que la muchacha soltó un quejido segundos antes de que se acoplara al cuerpo de su padre y lo abrazara por la cintura, recargando la cabeza en uno de sus hombros con sumo amor, respeto.
—Creo que está de más recordarte que los ángeles no son los mejores seres en este mundo. Matan de manera despiadada y... Ya sabes. Así que si en algún momento ese maldito te daña, no dudaré en servirlo a la cena. ¿Entendido?
La pelirroja rió, cerrando los ojos junto con su padre, quien hundió su nariz en la bonita melena de la chica.
—Te amo, ChangMin.
El hombre bufó y la chica rió.
—Que soy tu papá. No me llames por mi nombre, Camille.
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Demons (2° y 3° temporada) [ChanKai/KaiYeol]
أدب الهواةLas cosas cada vez estaban peor. Estaban en una búsqueda desesperada por sus amigos, al mismo tiempo en que debían cuidarse la espalda entre sí para evitar que alguna especie enemiga, o quizás los demonios, terminaran de hacer el trabajo que la rei...