Capítulo 9: Día blanco.

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Narra Jimin.

Después del día de mierda que había tenido, consideré que ya nada me podía salir peor. Me arriesgaría a seguirla. No tenía nada que perder puesto que el ensayo -por suerte, lo único que me salió bien- se había suspendido.

"Chicos, el ensayo se pospone. La programación queda pendiente hasta nuevo aviso, sigan practicando por su cuenta. ¿Entendido?"

Di gracias al cielo de estar cerca de su apartamento, sé que la podría encontrar fácilmente. Me bañé lo más rápido que pude y me vestí con un jersey oversize y unos pantalones rotos negros, tomé mis lentes -que evitaban por alguna extraña razón que me reconocieran con facilidad- y roceando perfume en mi cuello me encaminé hasta su apartamento. Que todo salga bien, por favor.

Al estacionarme en la entrada de su edificio, observé cómo bajaban los residentes universitarios en parejas, las chicas traían rosas blancas u obsequios e iban caminando notablemente alegres de la mano de sus acompañantes. Todos estaban extremadamente felices y luego la ví, ahí venía ella, la única bajando las escaleras en completa soledad, era el maldito día blanco y ella estaba sola. Traía sólo un bolso en donde debía estar su cuaderno de apuntes, esos jeans azules le sentaban de maravilla... Sus piernas eran una de mis nuevas debilidades. La blusa negra que rezaba "Bangtan Sonyeondan" me sacó una sonrisa,  se veía preciosa... Su cabello estaba recogido por una coleta alta y se miraba triste, esos ojos no deberían nunca de reflejar ese sentimiento en la vida, caminaba por inercia en dirección hacia su universidad, la Universidad Nacional de Seoul. 

Una vez la ví entrar en el campus, confié en que pasaría al menos las próximas tres horas recibiendo su clase, me daría el tiempo suficiente para comprarle un regalo. Si quería arreglar las cosas, necesitaría un detalle lo suficientemente bonito, un detalle al cuál no se pudiera resistir. Ella no era ostentosa, al contrario, se veía tan sencillamente linda que me hacía querer besarla todo el tiempo... Demonios, Jimin. Estás en problemas.

Me dirigí hacia un centro comercial de la zona y sin pensarlo demasiado entré en una joyería que me llamó la atención por la simpleza de sus diseños. Caminé por los amplios pasillos revisando todas mis posibles opciones, era el único observador junto a una señora de aparentemente unos 45 años -era malo calculando edades-, no cualquiera podía optar por pagar $600.000 wones por un anillo o una pulsera. 

-¿El día blanco te agarró desprevenido?

-Sí... Definitivamente sí, no estaba en mis planes celebrarlo pero apareció alguien especial.

-¿Y cómo es ella? A lo mejor y pueda ayudarte, soy buena en eso. El reloj que le compraré a mi esposo ya está seleccionado, tengo tiempo de sobra hasta las 3 de la tarde.

La señora que andaba rondando en la tienda era simplemente una dulzura, ¿tan perdido se me veía? La realidad es que no estaba para nada familiarizado con esto y si me estaba facilitando un poco de ayuda de la manera más pura que podía, ¿por qué negarme?

-Verá, ella es sencilla, no le va tanto lo material pero pensé en lo bien que le quedaría una gargantilla, tiene un tono de piel precioso para lucir plata, ella es muy linda en sí.

-Tus ojos... Brillan, brillan mucho. Qué ternura. Pues bien, diría que esa gargantilla le sentará espectacular. ¿La inicial de su nombre no sería buena opción? 

-Se llama __________... Quisiera que fuera algo especial para ella. Se lo merece tanto.

-No es coreana, ¿verdad?

-No, ella es latina. 

La expresión en su rostro se tornó en asombro y no comprendí la razón del por qué, ¿habían todavía personas que creyeran en las barreras culturales?

MÍA » Park Jimin y tú (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora