Capítulo 16: Sacrificio.

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¡MARATÓN TIME!

2/3.

Narra Jimin.

Nadie me había dicho que estar sin la mujer que amaba por un par de semanas me convertiría en esto, en un dependiente total a su cuerpo, a sus caricias, a sus labios húmedos marcando el camino desde mi cuello hasta mi abdomen... Dios, se sentía tan bien tenerla conmigo de nuevo. Malditos sean todos los que querían que sacrificara mi felicidad, ya me había hartado y no me importaba nada. Sólo la mujer que tenía delante de mí, desabrochando el cinturón y los botones de mi pantalón sin dejar de besar mi abdomen.

Al parecer no era el único que la había estado deseando como loco, mi chica tenía pinta de necesitarme demasiado y sabía que la complacería, así en el cuarto de al lado estuviera Alessia escuchando todo. Pobre chica, en serio lo lamentaba por ella. Ojalá ella también consiguiera un poco de diversión.

____________ me despojó de toda la ropa que quedaba en mi cuerpo, dejándome a su completa disposición. Tenía que admitir que me ponía verla así, con esa faceta dominante y dispuesta a satisfacer todas y cada una de mis necesidades. Se veía tan preciosa con las mejillas sonrojadas y sus ojos brillando de deseo. Cómo me encantaba.

-Necesito que sientas cuánto te he extrañado, mi amor... ¿Eres consciente de todas las noches que quise hacerte esto?

-Oh Dios, _________... Eso es, bebé. Házme sentir cuánto me extrañaste.

Ella engulló por completo mi pene en su cálida boca, lo acariciaba con su lengua tan bien, con tanta soltura y la manera en la que se lo sacaba de la boca, se lamía los labios y me miraba sonriendo para luego volver a tomarlo para ella en su boca me estaba haciendo sentir como un maldito niño precoz.

Cerré mis ojos con fuerza y tomé con ambas manos su cabello, peinándola con mis dedos mientras marcaba sus movimientos, empujándola con suavidad mientras sus labios se apretaban alrededor de mi pene, sus gemidos ahogados se combinaban con los míos y ya no pude contenerme ni un momento más.

-Nena, me voy a correr...

-¿A dónde me quieres terminar?

Me preguntó con la cara más inocente que vi en mi vida, mordiéndose los labios, masturbándome con sus suaves manos.

-¿Con que puedo escoger? Mmmmm, entonces quédate ahí amor. Tus... Joder, tus pechos. Justo ahí, nena.

Lamió toda mi longitud y se entretuvo en la punta, succionando con tanta pasión que realmente ya no sabía ni a dónde me encontraba en ese momento, el placer que me estaba provocando era demasiado cegador. Sin dejar de succionarme, empezó a masturbarme con su mano derecha mientras que con su mano libre acariciaba mis testículos. Definitivamente ella sabía lo que estaba haciendo. Me estaba terminando por completo, mis jadeos incrementaron anunciando mi culminación, tomé su rostro y la levanté para colocar mi pene en sus pechos, ella me miraba concentrada en cada movimiento que hacía y me corrí de la manera más deliciosa que había, cómo amaba los orales y más provenientes de esa boca pecaminosa que era mi perdición.

Mi semen se escurrió sobre sus senos y eso me puso nuevamente mal, muy mal. La imagen de ella apretando sus pechos llenos de mí había logrado reactivarme en menos de 3 minutos, así era ella, así podía ponerme cuando se le diera la puta gana. Y cómo me encantaba eso, podía estar así eternamente, disfrutándonos y compartiendo nuestro amor.

-¿Tan rápido quieres iniciar otra vez, bebé? Wow...

-Nada de wow, usted es la culpable de esto, señorita. Usted me ha convertido en un adicto declarado a su cuerpo, ¿lo entiende?

MÍA » Park Jimin y tú (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora