Capítulo 5

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La siguiente media hora, extrañamente, la pasamos hablando; Jade me contó acerca de sus series favoritas las cuales no voy a negar que son un poco perturbadoras, pero me agradaba verla tan concentrada hablando de algo que le gusta.

- Un día deberías ver alguna - Dijo ella terminando su bebida con una pequeña sonrisa y un peculiar brillo en la mirada. 

Adorable.

- No gracias - Me negué con expresión de horror - Quiero conservar mi cordura - Ella rio.

- Vamos Tori, no seas gallina... Te hace falta un poco de cultura - Continuó molestando. - Es más... Ves conmigo el primer episodio de American Horror Story y, si te gusta, podemos ver unos cuantos más o incluso... Terminar la serie - Dijo con esperanza.

¿A caso estaba escuchando bien? ¿Jade me estaba invitando a ver algo juntas?

- Amm ¿Y se supone que con tu compañía debo sentirme menos aterrada? - Pregunté sarcástica.

- No veo por qué no - Respondió ella con un tono y expresión perturbadores. Odiaba cuando parecía una muñeca diabólica.

- ¡Jade! - Me quejé, dándole un pequeño golpe en el brazo. 

Ella rio, pudo haberme matado ante aquel gesto que sobrepasaba el límite de confianza a la que estábamos acostumbradas, pero en su lugar rio...

Si, definitivamente me gustaba esta Jade.

- ¡Ay ya Tori! Deja de ser una gallina y confía en mi por un segundo - Se burló - Prometo comportarme de la forma menos perturbadora posible - Alzó los hombros.

La miré con desconfianza durante un par de segundos.

- Esta bien - Acepté, aún con desconfianza - Pero que sea en mi casa - La apunté con el índice. Ella rodó los ojos y suspiró con resignación.

- Bien... Como tú quieras - 

Sonreí ante la respuesta y nos quedamos observando a la otra.

Adoraba el color entre azul y verde claro que obtenían sus ojos cuando estaba relajada, muy pocas veces podía observarlo así de cerca.

- Entonces es un trato - Habló de nuevo, haciéndome regresar a la conversación.

- ¿Un trato o una... - Sentí como mis mejillas adquirían calor con la idea - ¿cita? - 

Jade abrió los ojos con asombro y noté que sus mejillas también cobraron cierto tono rosado. Fue demasiado para ambas, así que desviamos la mirada.

- ¿Mañana? - Evadió mi pregunta - ¿Estas libre? -

- Claro - Respondí de inmediato - Trina va a clases de judo o algo así, está fuera todo el día - Expliqué.

- ¿Clases de judo? - Preguntó ella con una ceja alzada. - Esa chica tiene la gracia de un castor obeso para los deportes - Reí.

- Es por los chicos - Respondí rodando los ojos.

Jade bostezó, quizá me estaba volviendo loca, pero incluso ese simple gesto me había parecido adorable... Era como un gatito, uno negro por supuesto.

- Creo que es hora de irnos... También tengo algo de sueño - Dije buscando en mi bolso mi teléfono y un poco de dinero.

- Claro - Dijo ella haciendo lo mismo.

Pagamos la cuenta y nos dispusimos a salir del lugar, no sin antes despedirnos de nuestros vigilantes para asegurarnos de que no nos seguirían hasta nuestras casas.

- Bien... Entonces supongo que nos vemos mañana - Le dije a Jade cuando nos detuvimos en la acera que daba al estacionamiento.

- ¿Cómo vas a regresar? - Preguntó ella buscando algo en su bolsillo.

La cita - JoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora