NUEVAMENTE CINCO

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Estaba el rubio en una posición muy explícita, tenía puesto ese camisón de leopardo que tanto le gustaba para dormir en una noche calurosa, se lo había comprado con el afán de utilizarlo una noche de pasión, pero nadie había logrado ser lo suficientemente bueno como para que lo incitara a utilizarlo, hasta ese día.

- Ota... Otabek - Grito aferrándose a las sabanas

El moreno acaricio suavemente su cabeza y después enredo sus dedos en aquel sedoso cabello jalándolo un poco a su dirección, el rubio jadeo de excitación.

- Tómame... - Fue casi un suspiro - ¡Follame de una vez! - Alzo la voz ansiosa.

Otabek suavemente subió el camisón hasta dejarle la mitad del trasero expuesto, el rubio sintió algo grande, algo pesado, algo caliente entre sus glúteos. ¡Era enorme!

- Me... Métela... - Rogó con los ojos llorosos mientras el moreno aún lo sostenía del cabello y hacía más fuere el agarre, lastimando hasta cierto punto al rubio, lo que le causaba más excitación a Yuri.

"Genial, ahora soy masoquista" - pensó con desespero

-Yuri- Pronunció Altin con una voz ronca y sensual...
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Entonces despertó exaltado y con una enorme erección que tenía el nombre de Otabek Altin.

"¡Un sueño!" Pensó irritado y aventó sus almohadas peluditas revolviendo su cabello frenéticamente

- ¡Puta madre! - Grito furioso y se encerró en el baño.

Al día siguiente la diva animal print, llevaba lentes oscuros, había pasado la peor noche de su vida y no lo iba a demostrar. Aunque ahora estaba decido a algo, de una manera u otra tendría a Otabek a sus pies. Podía ser que su sueño y se cumpliera y tuviera 19 cm de Otabek Jr.

Ahora era su meta personal, un capricho, un berrinche, un deseo, no... ¡No! Definitivamente no era amor.

Las personas se enamoraban de Yuri Plisetsky, no Yuri Plisetsky de las personas.

"¡Intolerable!" Pensó el rubio en sus adentros haciendo una gran rabieta en su mente, mientras que su cara se mostraba de lo más tranquila. Otabek Altin lo estaba matando lentamente y el ni siquiera se enteraba.

Lo odiaba y estaba dispuesto a matarlo a sentones.

Ese día en especial llevaba un short negro demasiado corto, con una camiseta holgada que casi le quedaba de vestido con el cabello un poco revuelto y rebelde.

Miro a Otabek a la distancia y paso de largo a un lado del kazajo, sabia que de alguna manera el también le atraía, pero era tan estúpidamente testarudo que no lo diría. Pero si cuerpo ya lo necesitaba.

¿Capricho? ¿Deseo? ¡Quién sabe!

Pero si de algo estaba seguro era que sus cuerpos querían estar juntos... juntos.

¡Ya casi! Ya quiero que le den sus nalgadas al gatito arisco :vGracias a quienes me siguen

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¡Ya casi!
Ya quiero que le den sus nalgadas al gatito arisco :v
Gracias a quienes me siguen.

AMARRAME *Otayuri*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora