DIECISIETE

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Puta madre, se maldijo una y otra vez Yuri en su cabeza, este no era el momento, ni estaban en las mejores condiciones para confesarse, pero el alcohol en su sistema y el aliento caliente del kazajo que no paraba de hablar en su oído no lo dejaba pensar con claridad, necesitaba escuchar de voz rasposa diciendo que de igual manera se estaba derritiendo por el, que de igual forma quería tener contacto mas allá de los abrazos y miradas tiernas, quería mas y no estaba dispuesto a perderle, no quería ni pensarlo, pero tal vez podía abusar de la situación y  podría preguntarle y escupirle todos sus sentimientos en la cara y después culpar al alcohol, pero ese era un arma de doble filo que bien podía ocupar en su contra el Kazajo parlanchin que tenia rodeado en sus delgados brazos, sin muchos ánimos agacho la cabeza nublada de contradicciones y con los ojos llorosos levanto la cara y miro el rostro tan solemne de ese hombre y se avergonzó por dudar de su lealtad. En verdad era reconfortante estar entre los brazos fuertes de Otabek


Y aun así poco a poco se separo del moreno.


Y aquel hombre que no había parado de hablar de cualquier cosa que le pasaba por la cabeza, se giro y miro al rubio tan vulnerable que en un segundo el alcohol se le fue hasta los pies y se acerco a el con un rostro de preocupación.


- ¿Te sientes bien?


- Tss- chasqueo la lengua el rubio



De pronto aquella atmósfera  con olor a vodka y llena de diversión se veía un poco apagada de la nada, Yuri de pronto había cambiado su hermosa sonrisa cínica de siempre a una cara de tristeza combinada con preocupación...


Otabek lo había notado al instante, el rubio era un libro abierto y su cara decía todo sin necesidad de palabras, el Kazajo no quería preguntar qué pasaba ya con el alcohol casi fuera de su sistema le aterraba un poco la respuesta que le pudiera dar el ángel de carácter explosivo que tenía frente a él, pero estaba casi seguro que si dejaba ir a Yuri en el estado que estaba, podría malinterpretar las cosas y pensar lo que no era...



Así que junto todo el valor que tenía y hablo de una vez por todas rezando que todo saliera bien y que el hermoso ruso no se arrepintiera de haberlo invitado a ese bar y de conocer la su personalidad extrovertida, tal vez era aquello lo que había acabado con el encanto para el rubio.


- ¿Que pasa? - Preguntó un poco inquieto el moreno sin quitar su mirada de Yuri


El rubio levantó la cabeza y con aquellos ojos llenos de dudas pronunció


- ¿Que somos? - Rápidamente agachó la cabeza y sus mejillas enrojecieron maldiciente por dentro por comenzar un espectáculo.


¡Pero que carajos acababa de hacer! Había hablado sin pensar, o sea, si lo quería decir, si quería salir de dudas, si quería que Otabek lo convenciera que no estaba esforzándose por nada, pero diablos... ¡Era Yuri Plisetsky! El no hacía esos cuestionamientos, el no era así, el era la perra más perra de todas, el no se enamoraba, el no dudaba, el no tenía sentimientos, el era quien respondía "Nada" "Tú y yo solo la pasamos bien" con una sonrisa cínica en los labios. 

AMARRAME *Otayuri*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora