SEXUAL GAME ⏐ J. Jungkook

ᴏɴᴄᴇ

—Permíteme...

Lo despojo con suavidad de su elegante saco, pasando con suavidad mis manos sobre su debilitada piel. Él se libera de su camisa, dejándola mal posicionada en el respaldar del asiento.

Mi respiración se corta. 

Y él entrecierra sus labios.

Estábamos en la parte trasera de su auto, con la puerta lo suficientemente entre-abierta como para evitar que el calor de la noche se acumule dentro del coche. 

Y entonces sucede.

—Mhg, ¡D–duele! —Gime de dolor parando mis movimientos en seco.

—Lo lamento. — mascullo con un hilo de voz. Estaba realmente enojada y aturdida al mismo tiempo. Tenía la necesidad de gritar: y lo hice —. ¡No estaríamos en está situación si no fueras tan impulsivo!

Cruzo los brazos sobre mi pecho, y aparto la mirada presionando el algodón antiséptico que había comprado en aquella farmacia unos siete minutos antes.

Debía desinfectar esos rasguños en su rostro.

—¡¿Ah?! ¡Y ahora es mi culpa! —Taehyung frunce el ceño.

Era consiente de que; el que él estuviera con diversos hematomas en su pecho y rostro, era mi culpa. Pero lastimosamente, mi orgullo y la poca dignidad que me quedaba no me permitían admitirlo abiertamente.

Estaba tan avergonzada, tanto por mis acciones que por ver a Taehyung sin camisa...
Debido a ello apartaba la mirada constantemente, evitando que él viese mi rostro algo sonrojado.

—No es tu culpa, Kim. —retomo mis acciones, pasando de manera delicada el algodón sobre su pómulo y presionando lentamente sobre el mismo.

—Aún no puedo creer que lo besaras. —Retoma sin dudar.

Decido no responder ante aquella frase. Él me mira retante, con sus hermosos ojos clavados en los míos.

—Lo siento. —declaré finalmente. 

Él relaja su rostro, mirándome sin decir nada.

Pero sorpresivamente, sus manos me toman de las mejillas, levantando mi rostro.

Me observa un par de segundos, segundos que parecen horas.

Sin embargo, siento y tengo la necesidad de apartar la mirada, pero de repente, sus labios se sitúan sobre los míos con un dulce movimiento, que me deja perpleja.

Sólo fue un simple y tierno beso. Él no se movía, ni yo tampoco.

No obstante, no dejaba de intrigarme el porqué de tan repentino acto.

Cuando finalmente, se separa de mi, me ofrece una tierna sonrisa de lado. Luego, retira la mano de mi rostro después de haber acariciado mi mejilla suavemente.

—Te perdono.

[ ... ]

Subí el volumen a mis audífonos.

Esta era la última clase antes de finalizar la jornada, pero me encuentro tan cansada mentalmente, que los ojos me pesan y mis pies se arrastran contra las baldosas.

«¡Jáh, qué aburrido!»

Empujo el pomo de la puerta, esperando no llegar tarde y decido guardar los audífonos.

—¿Qué haces? No hay clases.

Una voz masculina se mofa a mi par. Suelto un grito ahogado debido al susto. Acto seguido, miro al delegado de la clase sosteniendo la manga de su bolso.