ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ

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La enfermera acerca una toallita humedecida en agua caliente para la descongestión de mis fosas nasales, luego de que mi cuerpo se acostase por orden suya. La coloca sobre mi nariz.

—¿_____, no? —pregunta la enfermera, está anotando un par de datos en una hoja medianamente guardada en el borde de una carpeta. Contigo asentir—. Cariño, ¿sabes lo peligroso que puede ser exponerte al frío cuando tienes principios de resfriado?

—Lo sé, y lo siento.

Estaba sumamente apenada.

—Tu informe no abstiene de alguna alergia a los medicamentos que te suministraré—Su mano se mueve legible sobre el papel—. Así que, lo lamento, pero no podrás entrar a los lagos hasta que esa mucosa no deje de gotear.

Señala mi nariz congestionada y sonríe con dulzura antes de arrancar el papel de la carpeta.

—Si te sientes mal puedes volver, estaré encantada de atenderte—ha vuelto a sonreír, luego, me entrega el papel en las manos.

Mis pies tocan la madera cuando me bajo de la cama y me coloco los zapatos dejando el trapo a la par de una fuente llena de agua tibia. Finalmente, me despido de la enfermera y camino hacia la salida. ¡Ella era tan amable!

—¿Cómo te sientes? —YoonGi me mira preocupado, trotando los dedos, uno a uno.

—Sólo fue un ataque de tos, no pasa nada—él curva los labios formando una sonrisa ladeada, está aliviado—. Puedes estar tranquilo, y gracias por traerme.

—Descuida—se reacomoda el cuello de su chaleco—. agradece que estuve ahí.

Sonrió en respuesta.

Era de noche, y llevaba el cobertor de la cama de Min sobre mi cabeza; él se había anticipado de mi inminente nariz goteante y la manera en la que respiraba por la boca.

Sin embargo, fue una alerta cuando al quitarme la chamarra, una fuerte ventisca de aire gélido golpeó mi pecho e inmediatamente, comencé a tocer.

Recordatorio; no quitarse la sudadera a pesar del calor.

—Hyejin fue a pedir un té caliente a la cafetería—comenta, manteniendo sus manos en el interior de los bolsillos de su chaqueta—. Creo que es muy considerada.

Asiento, bajando con cuidado el declive del sendero apenas iluminado por los faroles antiguos, casi remoto.

A pesar de ello, la noche era preciosa, ¡completamente estrellada! Lamentaba no poder permanecer en el exterior debido a la moquera. Jodido Jeon Jungkook y sus ideas absurdas.

—Pasa—Yoon toma el pomo de la puerta, abriéndola y dejando paso seguro a su interior, ahí estaba Hyejin y a su par Yeri.

Min había tenido una enorme suerte de compartir habitaciones con Namjoon, y obtener parcialmente, la única cabaña con acceso al aire acondicionado y una chimenea.

Claro, en este momento no estaba nuestro adorado delegado.

—¡Hemos tostado algunos bizcochos! —alardea Yeri con un plato cubierto de bocaditos semi-asados en los bordes, completamente cubiertos de chocolate en el centro.

Me situo a la par de Hyejin, arropándome sobre la manta que habían colocado en el piso para evitar ensuciar su ropa.

¿De quién era la manta? De Namjoon. Yoongi aprovechaba al máximo sus recursos.

Entonces la Kim me mira a manera de interrogatorio, sosteniendo la humeante taza de té en sus dedos.

—Toma, es té de frutos rojos— me extiende el líquido, pareciera que hacía un esfuerzo en no soltarla—. Es todo lo que me quisieron dar en la cocina. Aparte, me he quemado las manos, ¡Bébelo ya!

SEXUAL GAME  ⏐  J. Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora