SEXUAL GAME ⏐ J. Jungkook

ᴠᴇɪɴᴛᴇ

—Bésame... Continúa.

Él mantiene su anatomía constantemente a la mía con delicadeza, sus varoniles manos se aferran a mi cintura y su boca me ataca sin remordimientos.

—¿Y tu habitación? —me pregunta. Sus labios se sitúan entre mi nuca y hombro, besando tiernamente.

—Escaleras arriba.

Me carga de repente, sosteniendo mis muslos con sus antebrazos. Sus besos persisten.

Camina con avidéz, mientras realiza constantes caricias con las puntas de los dedos que me causaban escalofríos.

Sin embargo, en el momento en que sus pies tocan las escaleras, sus pasos se vuelven  torpes, tropezando con el primer escalón de la sala. Su cuerpo se eriza y aparta la mirada de mis ojos para fijarse en el camino.

—Maldición. —Musita por lo bajo.

—Creo que, sería mejor que camine.

—No, yo puedo hacerlo.

Uno, dos. Tropieza contadas veces con el inicio del tercer escalón, parecía un bebé en sus primeros pasos.

—Jeon...

—¡Qué no!

Permanezco en silencio. Mis brazos se enredan en su nuca y apoyo mi cabeza en su clavícula. Finalmente el castaño suspira rendido.

Redimido bufa con fastidio, abrazándome mientras arrima la espalda en el pasamanos de las gradas.

Entonces, decido preguntar; —¿Ocurre algo?

Pésima idea.

Él niega, una sola vez contada. Posiciona la mano derecha sobre mi nuca, me acerca a él.

—No. —Niega con la voz ronca.

—Vale, ¿Me podrías bajar? —Indago, mi respiración se estrella contra su cuello.

—No lo haré. —Jeon minimiza la fuerza de sus agarres sutilmente. —Te quedarás así.

Silencio...

—Okey, para. ¿Qué tienes? —Él consigue apartar su mirada, brindándome un suspiro ¿agotado?, a eso se asimilada.

—¿En realidad quieres saberlo?  —Me devuelve la pregunta, colocando cierto tono de indiferencia en su voz. Sin embargo, sus ojos brillan. Asiento levemente. —Estoy ansioso, nervioso.

¿Nervioso? Su mirada gélida era preocupante.

—¿Y eso se debe a qué?

—No lo sé con exactitud. Pero, me produces ansias. —besa mi hombro, luego reacomoda la blusa de tirantes que en ese momento llevaba puesta.

—¿Aún quieres subir a mi habitación?

Las palabras salen de mi boca a manera de instinto. Es cuando me doy un golpe mental, me odiaba, odiaba tener que depender de sus caricias para subsistir.