Los Misugatos

Capítulo 2

Luego de 24 años después, ya ganada la rebelión, vinieron los días felices. En aquel Pueblo de Cristal estaba una gata blanca llamada, Anna, la cual estaba comprometida con Jamal, un gato marrón y un funcionario de alto rango que tenía una gran fortuna. Él deseaba con mucha fuerza tener hijos, lo más pronto posible.

En seguida cuando estos se casaron, comenzaron a experimentar una vida muy feliz, grata y de compañía, que reforzó la unión establecida. Un día, mientras dormía, tuvo un sueño en dónde se le apareció una figura con forma gato, pero que se limitaba a tener detalles sobre este. Aquel gato le dijo.

—Anna, tendrás un hijo el cual llamarás khamal. Conozco las intenciones de tu esposo y si no quieres al niño, yo me lo llevo al cielo.

Anna se sintió sorprendida y aturdida por aquel mensaje, especialmente porque no duró mucho y por el hecho de que estaba embarazada. Cuando dio a luz al gatito, lo llamó khamal. Su esposo no sabía del alumbramiento de su esposa, debido a que trabajaba como General del ejército de Cristal y estaba en una misión espacial que le había tomado muchos meses. Al enterarse su esposo, ¡no podía creerlo!, así que duró unos cuantos minutos sin saber qué hacer sobre aquella noticia, y una mezcla entre molestia, confusión y repulsión, lo inundó. Ante esto, decidió alejarse por completo de Anna y se fue en su carruaje rumbo a Bagcat. En el transcurso del viaje, cuando pasaba por una de las colinas más altas de Cristal llamada, Perficat —La cual poseía el camino más delgado y pedregoso—, tuvo un accidente por derrumbamiento y se cayó en un foso muy profundo, perdiendo así la vida.

Anna y su hijo khamal, ante los malos recuerdos de aquel lugar, se fueron a vivir a Persia. Los abuelos de khamal eran reyes de esa zona, y le dieron toda su herencia a su único nieto.

La madre de khamal cuidó a su hijo con buenos valores y con todo su amor, hasta su muerte; cuando en ese entonces Anna tenía sesenta y nueve años.