Capítulo 7

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Apolo de Bengala, era el líder de los misugatos salvajes. Como todo líder debe tener un símbolo con que se represente, el creó una bandera, que tenía tres franjas: naranja, blanco y rojo, representando a todos los gatos salvajes.

Apolo era hijo de Ares de bengala y de una gata doméstica, pues Apolo era su unigénito hijo, y Sonam era su primo. Apolo a sus veinte y tres años, fue separado de sus padres, porque comenzaba una guerra contra los gatos invasores. Apolo fue entrenado militarmente por Angelo Di Lions, para el campo de batalla.

Cuando arrestaron a Angelo Di Lions, Apolo se reúne con su primo Sonam en Indicat. Apolo le pide ayuda a su primo, porque el ejército de Lucio Ragdolls era mayor que los soldados de Apolo. Sin embargo, Sonam no le ayudó en nada. Apolo tuvo que irse a Persia, donde estaba Khamal, y le explica todo lo que él necesitaba; siendo Khamal quien lo ayuda, con un millón quinientos mil soldados persas.

Los Gatos Salvajes ganaron la batalla de Al- Gouds, Lucio Ragdolls estaba tan molesto, que su cara parecía un tomate a punto de explotar.

—Apolo de bengala, tu ganaste la batalla, pero la guerra la gano yo. Algún día, te venceré —dijo Lucio.

—Habla lo que quieras, pero te recuerdo que los héroes no ganan batallas solo para tener gloria y fama, sino para dar libertad a los que la necesitan —dijo Apolo, cansado de luchar.

Apolo en unos de sus viajes, conoció al primer amor de su vida, era Maral Persa. Ellos se casaron y todo fue muy bonito, pero, un lamentable hecho ocurrió. Maral tuvo una enfermedad muy peligrosa, muriendo meses después que se casaron.

Años después, cuando Apolo tenía veinticinco años, viajó a china porque el emperador Lord Shan lo invitó al cumpleaños de su hija. El emperador le presentó a Apolo su amada hija, Cori-Akino panda, una princesa hermosa que su rostro parecía a la de una muñeca china.

Al día siguiente, Apolo le trajo a Cori-Akino un ramo de flores chinas, sin imaginar los adornos que tenía la envoltura. Ella lo llamó a parte para hablar con él, y ella lo llevó a su cuarto para sentarse a hablar.

—Apolo, espero que seas un príncipe muy educado... Me refiero a cómo te comportas ante un rey o un presidente ¿Sabes a que me refiero verdad? —dijo Cori, viendo que este no prestaba atención.

—No, soy un gato rudo y muy fuerte. Daría todo lo que fuera por ti, princesa Cori-Akino —dijo Apolo, despistado.

—Escucha, Apolo, no me gusta que seas un gato con una lengua de la clase media, prométeme que serás un gato de modales y educado —añadió Cori, un poco molesta.

—No te preocupes, Cori, haré todo lo posible para que nadie me vea como un tonto a la hora de hablarle a un rey o presidente —respondió Apolo, soltando una de sus alegres carcajadas y esta vez muy atento.

Los MisugatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora