Luego de tomar una ducha, su cabello en definitiva se veía mucho mejor. Se observó más de treinta veces con inseguridad frente al espejo antes de volver con JaeHyun al piso de abajo. Él le había dicho que el cabello blanco le sentaba muy bien, y que para su sorpresa, prefería que lo dejara así en vez de pintarlo de algún otro color.
Eso le sacó una sonrisa de sopetón, no iba a negarlo, porque nunca se imagino despedirse de aquel color que tanto lo había marcado con anterioridad para pasar a un borrón y cuenta nueva. Se dio cuenta de que había juzgado mal al humano, y que quizás, la soledad era lo que lo convertía en un completo hijo de puta.
─ Tenemos que irnos ya, ¿estás listo?
─ ¿Uh? ─ movió la cabeza de un lado a otro. ─ Sí, sí. ─ afirmó mientras veía al castaño ajustarse la corbata y tomar el ultimo sorbo de su taza de café para dejarla sobre la encimera con gesto despreocupado.
─ Entonces puedes salir si quieres. Buscaré las llaves del auto y veré que todo este en orden, te alcanzo en un momento. ─ advirtió antes de caminar a paso rápido hasta la cocina.
─ De acuerdo. ─ respondió TaeYong de mala gana por su frialdad, pero supuso que era porque ambos llevaban prisa, o eso creía.
El peliblanco se dirigió tranquilo hacia la entrada principal, acariciando con su pulgar el borde de los muebles con mero gesto distraído. Llevaba el cabello desordenado y el ceño fruncido sin saber muy bien por qué, ¿tal vez ya era parte de él y no lo había notado? Le resto importancia porque para él, todo lo que dijeran los demás de su persona le daba absolutamente igual. Al jalar el picaporte escuchó el sonido del celular de JaeHyun, pudiendo identificarlo gracias a la llamada que había recibido de TaeIl el día de ayer.
Su mirada se mantuvo fija en el trozo de metal, en el cual sus dedos yacían rozandolo con la intención de salir a respirar un poco de aire antes de enfrascarse en un ambiente que, definitivamente, no era lo suyo. Sus pupilas poco a poco fueron trasladándose hasta el pórtico de la cocina, a unos pocos metros de él, maldiciendose a si mismo repetidas veces por ser tan curioso, y más con alguien como JaeHyun, a quien había conocido, odiado, abandonado y perdonado en tan solo dos días.
─ ¿Él? ─ escuchó. ─ Tienes que estar bromeando, no puede ser cierto.
En ese instante sintió como si el metal le quemase, apartando la mano con tanta rapidez que lanzo un quejido de sorpresa al llevarla hasta su pecho. Observó hacía el lugar de donde provenía la suave voz del humano con expectación, y el corazón bombeandole con fuerza. Desde el lugar en donde estaba, solo podía ver la sombra de JaeHyun, y como de repente, el timbre de su voz parecía algo diferente a lo que estaba acostumbrado a oír.
Por alguna razón que TaeYong no lograba comprender, se sentía asustado.
Sus labios temblaron, y su rostro se deformó en una mueca de negación antes de salir corriendo por la puerta con un fuerte estruendo que, estaba seguro, habría llamado la atención de JaeHyun. A la mierda JaeHyun, pensó. ¿Él? ¿A quién se había referido y con cual de todos sus amigos, o amigas estaría hablando? Pero más importante aún, ¿por qué sentía tanto miedo e inseguridad de repente?
Era estúpido, nadie se habría puesto así por una simple llamada telefonica en donde escuchara «él», porque sencillamente podía tratarse de cualquier persona y JaeHyun habría utilizado ese pronombre para referirse a ella. Pero aún había algo que no le cerraba del todo, y era el tono de su voz. Este había pasado de ser sereno y desinteresado de pasar a uno completamente alerta, estatico, y casi podía asegurar que tembloroso.
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Half » JaeYong; NCT
FanfictionTaeYong y JaeHyun no imaginaron llegar a conocerse. Creen que el destino es cruel, pues con su mutua presencia evocan cosas no muy agradables de recordar. Pero puede que al fin, un resquebrajado corazón haya encontrado su...