El sueño de TaeYong se vio interrumpido por una turbulencia. Meneo la cabeza un par de veces, buscando deshacerse del sopor, y despegar la cabeza del asiento. No hubo rayo de sol, siquiera una pizca de luz en todo el pasillo, por lo que su despertar fue un poco más agradable. Ahogó un bostezo en el dorso de su mano, estirando las piernas, entumecidas por haber permanecido durante varias horas en la misma posición.
De forma extraña, sentía que había dormido de forma espléndida. Aún mejor que si hubiese estado en su cama. Eso le permitió explorar su entorno más a detalle ahora que el cansancio ya no le suponía un problema. Pero, para su buena o mala suerte, fueron sus deseos de explorar quienes le dieron a conocer el detalle de que no estaba solo.
Al voltear la cabeza, jadeo. JaeHyun dormía a su lado, y, si observaba con detenimiento, bastante cerca del sitio en donde él había estado durmiendo momentos atrás.
Sintió su rostro acalorado, víctima de la vergüenza al ser su mente lo suficientemente despiadada como para regalarle una imagen mental del reciente suceso. Al parecer el hombre había entrado en un estado impasible, pues no se movió. Eso solo hizo que sus pensamientos fueran para peor, pues a TaeYong le resultó imposible apartar la mirada del cuerpo de JaeHyun en tanto ahora tenía completa libertad para observarlo sin cohibirse. O, al menos, no demasiado.
Observó su cabello ondulado, esas pequeñas hebras del mismo que insistían en caer de forma desordenada sobre su frente, y esos labios apretados en una mueca que, debía admitir, se le antojó adorable. El pecho se le contrajo.
Pudo considerar a JaeHyun como alguien perfecto. Algo irreal, fuera de este mundo. El corazón comenzó a latirle con prisa, batiendo como las alas de una mariposa, y viéndose obligado a llevarse una mano hacía el sitio, sintiendo su propio palpitar ansioso.
Tomó aire, apartando sus ojos del cuerpo ajeno, sintiéndose como un maldito acosador silencioso. Las palmas de sus manos, apretadas en un intento por contenerse, habían comenzado a temblar. Oh, había deseado tocarlo. Pasar sus dedos por su rostro, sentir la suavidad de esa piel inmaculada. TaeYong gimio, frustrado.
Dio un respingo al oír la voz del piloto, sacudiendolo y trayendolo de vuelta a la realidad en tanto pudo discernir qué es en lo que estaba pensando. Despeinó su cabello, arrugando la nariz en descontento al escuchar que estamos prontos a aterrizar en Bangkok. Por favor, abrochen sus cinturones. En ese instante, pudo sentir una sensación similar a la de estarse ahogando. El aire comenzó a faltarle, víctima de los nervios y el temor al haber recibido un buen golpe de realidad.
Abrió el estor de la ventana, cerrando los ojos ante la luz que dio de lleno en su rostro, parpadeando en repetidas ocasiones. Una vez fue capaz de enfocar por completo la visión, optó por observar, detallar en cada aspecto que le fuese posible de la enorme ciudad desde el aire. Era su primera vez pisando un territorio que no fuese en Corea, pero eso no fue lo que incentivó todas sus preocupaciones. Debía atesorar aquel momento como su primera experiencia realizando un viaje, verlo como algo positivo.
Pero no pudo. Contrario a todo lo que quiso obligarse a pensar, esa preocupación no se fue.
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Half » JaeYong; NCT
FanfictionTaeYong y JaeHyun no imaginaron llegar a conocerse. Creen que el destino es cruel, pues con su mutua presencia evocan cosas no muy agradables de recordar. Pero puede que al fin, un resquebrajado corazón haya encontrado su...