XXXI

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Fue una sorpresa para TaeYong ver a JaeHyun llegar antes de lo previsto a casa. Miró el reloj de pared, alzando las cejas al darse cuenta de que apenas eran la una de la madrugada. Él había pasado frente a TaeYong con el ceño fruncido, sin dirigirle la palabra ni dedicarle siquiera una mirada.


Y, a pesar de que durante meses se había inclinado por mantener un perfil bajo en cuanto a dar su opinión sobre el comportamiento del alto, lo descolocó de sobremanera la indiferencia con la que este lo recibió escasos minutos atrás. Pero, y abrazandose a la reticencia de su cuerpo a moverse, no hizo nada al respecto. Permaneció inmóvil sobre el sofá, procesando el paso del tiempo y su imposibilidad de volver a encarar a JaeHyun.


Dejó salir un resoplido, dándose cuenta de que ya no quería discutir. Pero tampoco quería hacer oídos sordos al humor, y aparente enfado del humano.


Fue por eso que que se levantó, sintiendo el ritmo veloz de los latidos de su corazón repiquetear contra su pecho. Algo dentro de si comenzó a sentirse intranquilo con la presencia de JaeHyun, y rogó que los nervios no le jugaran una mala pasada. Atravesó la puerta de la cocina en silencio, encontrando al alto con la misma mirada envenenada que logró ver instantes atrás, pero con la diferencia de que revisaba algo en la pantalla de su celular, y eso, de alguna forma, lo hacía verse aún más intimidante.


— JaeHyun. — llamó, temeroso de su reacción.

JaeHyun, sin embargo, no se inmutó.

— Volviste temprano. — insistió, entrecerrando los ojos. — Creí que estarías toda la noche fuera.


Y fue como si hubiese utilizado la palabra correcta, porque JaeHyun posó sus ojos sobre él, con una mirada penetrante a la par que enigmática, porque hubo algo en ella que no supo descifrar. Aunado a ello, levantó el brazo, mostrandole algo en la pantalla del dispositivo.


— ¿Nuestras conversaciones? — ladeo el rostro, con confusión una vez leyó su nombre en la parte superior. — No entiendo. — fruncio la nariz, sin comprender.

— Los últimos mensajes. — le señaló con tono hosco, inquietandolo. — Son míos. Preguntaba por ti, pero ni siquiera fuiste capaz de contestarme.


A TaeYong le tomó un par de segundos, pero ojeo lo suficiente como para darse cuenta de que, efectivamente, sus mensajes seguían sin contestar. Y recordó, para su desdicha, que había dejado su celular en el piso de arriba. Pensó que, si JaeHyun era lo suficientemente osado como para salir de noche y sin decirle nada de forma previa, no se molestaría en escribirle. Pero cuando recibió aquellos mensajes, se agobió, sintiéndose como una carga para el alto y, con un enfado que reconoció fue real, decidió olvidarse de JaeHyun.


Ese pensamiento provocó que se ruborizara, y llevara su mano hacía el choker en su cuello. Jugueteo con el colgante entre sus dedos de forma torpe, avergonzado por no saber en lo absoluto que contestar.


— Lo olvidé. — apretó los labios en una línea fina. — Lo siento. — se disculpó, dándose cuenta en el transcurso de sus palabras que se había comportado de forma infantil. — Pero creí que pasarías de mí. — admitió con pesar, bajando notablemente el volumen de su voz.

Half » JaeYong; NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora