XI

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Fue WinWin quien comenzó con los besos aquella mañana, y para su agradable sorpresa, su amo dejó el computador a un lado para que él pudiera sentarse en sus piernas.

— ¿Algo te inquieta? —preguntó el mayor en tono ligeramente cansino. Yuta había estado trabajando gran parte de la noche, el híbrido lo notó en cuanto su mano tanteó que
el lugar en la cama que debía ser ocupado por su pareja se encontraba vacío.

— Eso es lo que debería preguntarte yo a ti. ¿Por qué trabajas tanto últimamente? — habló con suavidad su pequeño WinWin, llenando su corazón de esa calidez y alivio que tanto le hacían tanta falta y que solo él podía otorgarle.

— ¿Es qué acaso no puedo hacerlo? — esbozó la que fue su primera sonrisa sincera, mientras su mano se deslizaba de forma lenta por el muslo del contrario.

— No me refiero a eso, claro que puedes y debes. — se removió debido al contacto. — Pero no es propio de ti hacerlo todas las noches, siendo que las ocupas para estar conmigo.

Yuta se habría reído de no ser porque resultaría un gesto extraño, y descortés por su parte delante del híbrido. Había sido un estúpido al pensar que WinWin no se daría cuenta o no lo conocería bastante bien como para notar de que algo andaba mal con su amo últimamente, y por eso amaba tanto al ángel que ahora mismo estaba sobre sus piernas y tenía tantas ganas de follarse en ese instante.

— Tienes razón. — murmuró después de un largo minuto de silencio. — Algo me ocurre.

El nudo en la garganta del híbrido se acrecentó a una velocidad precipitada de un segundo a otro en cuanto esas palabras fueron pronunciadas. Se aferró sin darse cuenta a la camisa holgada de su pareja, arrugandola en el proceso. Claramente temía haber hecho algo mal o que pudiera haberlo molestado, y fue por eso que rememoró y reviso de una forma casi frenética todos sus recuerdos y acciones de las últimas semanas en su cabeza; hasta que sus temores pasaron a dudas cuando unos labios acariciaron los suyos.

— ¿Y-Yuta?

Susurró con voz temblorosa, ciñendose nuevamente a los hombros del mayor, con los ojos como platos. Raras veces llamaba a su amo por su nombre.

— No tengo suficiente sexo, bebé. — suspiró, con falso semblante decaído. — No esperaré hasta esta noche.

La cabeza de WinWin era un completo desastre. Miedo, inseguridad, ansiedad, timidez y confusión eran solo algunas de las emociones que se arremolinaban y chocaban en su mente una y otra vez, como si de una tormenta se tratase. Tragó saliva, aflojando su agarre sobre los hombros del contrario, pero sabiendo que dejaría la marca de sus uñas en ellos de todas formas.

Yuta fue rápido al apretar sus muslos con fuerza suficiente como para recostarlo sin mucha delicadeza en el sofá, abriendo sus piernas para colarse entre ellas y robarle uno de esos besos que no se atrevía a darle en la oficina, más por pedido del híbrido que por si mismo. En ningún momento recibió negativas por parte del menor, este dejándose hacer en todo momento con ese característico sonrojo que tan loco lo volvía al mirar su rostro durante el sexo.

Las manos de WinWin fueron ágiles al despojar a su amo de su camisa, para después arrojarla por algún rincón de la habitación como siempre solía hacer cuando alguno de los dos no podía esperar a llegar a su habitación y terminaban por tener relaciones en cualquier lugar de la casa.

Half » JaeYong; NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora