XXXV

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Muy cerca, excesivamente cerca.


Veloz, desenfrenado fue el movimiento que realizó para librarse de aquél abrazo. Tomó la delgada muñeca con fuerza, quizá demasiada, arrojandola con brusquedad.


Había actuado rápido, lo suficiente como para no ser capaz de acabar de comprender su situación. Ahí estaba, frente a sus ojos: el causante de todos sus males.


— Eres tan brusco. — farfullo esa voz nuevamente, ahora con un deje molesto. — Antes eras más... delicado.


Apenas una ojeada bastó para atraer una enorme ola de recuerdos, para rememorar una y mil cosas al mismo tiempo. La cabeza comenzó a palpitarle, sin saber cómo actuar, y mucho menos qué decir.


Era él. A quién había añorado hasta el hartazgo en el pasado, la persona por la que habría sido capaz de dar cualquier cosa con la sola intención de verle regresar. El culpable de que, al ver a TaeYong por primera vez, fuera víctima de un espantoso deja vú.


Y es que los dos habían resultado como dos gotas de agua. Tan semejantes, pero tan diferentes en tanto fue hábil para dilucidar cuáles eran sus diferencias. La primera, y la que más irónica pudiese resultar, las orejas y cabello de TaeYong eran oscuros, negros como la misma noche.


Mientras que Chittaphon, dueño de un brillante cabello rubio, poseía unas orejas blancas, casi completamente albinas.


Acerca de lo demás, fue incapaz de emplear palabra. Comparar a TaeYong con el contrario le habría parecido injusto.


— Tu expresión me dice que no esperabas verme aquí. — canturreo el mencionado, balanceandose de un lado a otro. — Pero yo moría de ganas por verte, JaeHyunnie.


Su rostro se contrajo en una mueca de desagrado al ver la sonrisa juguetona en el rostro del híbrido. John Seo, por otra parte, observaba al recién llegado, expectante.


— No vuelvas a ponerme una puta mano encima. — gruñó, retrocediendo en tanto pudo ver en el rostro ajeno la intención de avanzar en su dirección.


Chittaphon parpadeo, aparentemente incrédulo. Si no fuese por el cambio en su expresión, JaeHyun habría creído que fruncio el ceño.


— Lo lamento. — se disculpó casi de inmediato, llevando una mano hacía su pecho. — Quizá prefieras que... tu gatito, lo haga ahora. — hizo una pausa, dejando de mirar su torso. Ahora, en cambio, sus ojos buscaron los suyos.


Sin embargo, evadió la mirada del híbrido con hastío. Rodó los ojos, alzando el mentón con orgullo.


— ¿Estás molesto? — quiso saber, con arrogancia impregnada en cada una de sus palabras.

Half » JaeYong; NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora