19.- Solo una lágrima

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Había sido un día ajetreado para Cas, ir a la editorial no siempre era agradable y esta fue una de esas veces. El sabía a lo que se enfrentaban ya que su secretaria lo mantenía al día de todo por medio de correos y mensajes, pero su presencia era necesaria ya que debía discutir el asunto, a fondo con su abogado y amigo Balthazar.

Cuando se acusa de plagio a una obra, no es sólo tema del autor o escritor, si no que la demanda se extiende a la editorial que publicó dicha obra.

Este era el caso, un escritor desconocido, pero con gran cantidad de trabajos publicados en pequeñas revistas acusaba a uno de los más famosos escritores de la editorial Angels de usurpar la idea para su libro, de una de las historias que tenía publicadas.

En contrapartida, el escritor contaba con respaldos digitales de todos sus escritos, los cuales por supuesto estaban fechados con anterioridad a la historia del demandante. Balthazar había lanzado una contrademanda que solicitaba revocar de inmediato cualquier intento de difamación o lucro en contra del escritor perteneciente a la editorial.

Castiel esperaba que al verificar todos los datos entregados, los que prevalecieran como fidedignos fuesen los de su escritor, ya que las demandas de este tipo arruinan editoriales. Balthazar le aseguró que los datos que manejaba la editorial acerca de autenticidad de los manuscritos, eran reales y confiables, por lo que estaba seguro en un 80% de que saldrían victoriosos de esta contienda. Balthazar además quería solicitar ciertas cláusulas en contra del otro escritor, pero Cas no lo autorizó; prefería mantener el asunto con un perfil bajo, siendo cortés y humilde. Esperaba que el otro autor aprendiera la lección y de ahora en adelante se limitara a sus proyectos, sin ambicionar el éxito de otros. Los valores de Cas no le permitían usufructuar de la desgracia ajena, aún cuando el otro sujeto haya sido quien cavaba su propia tumba.

Al terminar la reunión, Balthazar le dijo que la corte dictaría sentencia dentro de un par de meses, a lo que Castiel asintió en silencio y dándole la mano a su amigo, dejó la sala de reuniones.

Luego se reunió con Jack, quien estaba muy entusiasmado conversando con Alfie acerca de la fiesta de cumpleaños de un amigo en común que se celebraría esa noche. Jack le comentó a su padre acerca del evento diciéndole que iría a casa por un cambio de ropa para luego tomar su auto, y que se quedaría en casa de Alfie ya que el lugar del la fiesta era alejado de la mansión, pero cercano la casa de este.

Cas le deseo suerte y le dio los típicos consejos de padre, a los cuales Jack asintió con una sonrisa, sabía que aunque su padre confiaba en él, siempre estaría pendiente de su seguridad.

Cas se quedó unas horas más en la editorial, para realizar un par de entrevistas vía Skype.

La primera era con una mujer italiana, que había logrado contactar gracias a Owen, quien había seguido con las regresiones, recordando así más detalles de su vida en Italia.

Cas se conectó a la hora indicada con Marla. Había llegado a ella después de muchas averiguaciones y resultó ser una ciudadana inglesa que vivía en Italia desde hace más de 10 años.

Según la investigación de Cas, la mujer tenía 43
años, un hijo y un divorcio a cuestas. Las pocas fotos que encontró le mostraban a una mujer de cabellos dorados y ojos verdes, atractiva; se notaba que era alguien que se preocupaba de su aspecto.

La pantalla del portátil se iluminó, y luego de unos cuantos minutos, Marla estaba en sintonía con Cas.

- Buenas tardes Marla, es un gusto conocerla. Le doy las gracias por permitirme hablar con usted. Se que la información que esta a punto de entregarme es privada, por lo que quiero que sepa que valoro su disposición a compartirlo conmigo- Cas sabía lo personal que era la información, por lo que siempre se encargaba de agradecer lo suficiente.

A través de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora