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"Una hermosa canción".

Yuuri se mostraba nervioso, se encontraban fuera de la comisaria, la luz del sol indicaba que la mañana comenzaba a terminarse dando la bienvenida a la tarde. En esos momentos ambos se encontraban sentados sobre una banca esperando tranquilamente a Eleni y a Robert.

El japonés movía sus manos nerviosamente y en cada oportunidad que tenía miraba a las puertas de cristal, en algunas ocasiones sus pies comenzaban a temblar y se mordía el labio inferior.

Sin embargo, cada vez que miraba a Viktor se mostraba tan tranquilo que apenas y podía creer lo calmado que una persona se puede mostrar en una situación así y por si fuera poco, en sus labios había una enorme sonrisa.

—¿No te preocupa lo que acaba de pasar? —Yuuri, al no poder soportar tanta tranquilidad por parte de su pareja se acercó más a él quedando apenas centímetros separados.

—No me preocupa ni un poco —afirmó tomando la mano del japonés al tiempo que le sonreía con mucho más entusiasmo —mi madre por fin se dio cuenta de sus sentimientos y dejó aquella relación con mi padre. Al menos, por fin después de tantos años será feliz.

—Nunca pensé que tu padre fuera tan… mala persona —a pesar de las palabras un poco rudas y del sentimiento de Viktor hacia su padre, en un intento de apoyo recargó su cabeza en su hombro y apretó mucho más su agarre —lo siento por los dos. Por Eleni al haberse casado con él y contigo, por sufrir aquel trato.

—Es verdad que siempre quise su cariño, pero aunque jamás lo voy a tener, al menos he ganado algo mucho mejor.

—¿Y qué es?

—A ti —declaró mirando al japonés que estaba con las mejillas rojas —por fin estás a mi lado, después de tanto tiempo. Por fin puedo decir que soy tu pareja.

Yuuri asintió y le dio a Viktor una sonrisa amable, tierna y llena de cariño, sin pensarlo mucho tomó las mejillas del ruso y sin dudarlo ni siquiera un segundo sus labios se juntaron con los contrarios. Por inercia, llevó sus manos a la cintura del ruso y este en su lugar llevó las suyas al cuello de Yuuri. Acercando mucho más su acercamiento, sus cuerpos acoplaban perfectamente y eso era una maravilla. A pesar de los pocos besos que apenas habían compartido, los dos sentían que lo habían hecho con anterioridad, sentían que se conocían de mucho antes de haber nacido, sentían que solo aparecieron en este mundo solo para conocerse.

Cuando Viktor estaba al lado de Yuuri se sentía pleno, el cariño que le faltaba era sustituido con el del chico y daría lo que fuera por seguir junto a él. Cuando Yuuri estaba al lado de Viktor el sentimiento era mucho más diferente, pues al estar al lado de aquel ruso se sentía seguro, ¿cuántas personas pueden llegar a sentirse de esa manera con tan solo una mirada, una sonrisa o incluso un suspiro? Hasta ahora, la única persona que lo hacía sentir de aquella manera era Viktor, su Viktor.

Eventualmente se tuvieron que separar, no iba a ser el último beso que iban a compartir, a lo largo de su relación podría haber varias oportunidades para hacerlo, así que por el momento era suficiente. En primer lugar porque se encontraban en un espacio público donde llegaban personas que habían causado problemas, y en segundo lugar porque esperaban a dos personas.

—¿Crees que Robert estará bien? —Dijo Yuuri con una enorme sonrisa y los labios hinchados.

“Adorable”, pensó el ruso.

—Depende a lo que te refieres —Viktor abrazó más a Yuuri del cuello —si es por sus heridas, no te preocupes, de seguro va a estar bien. Es mamá la que me preocupa.

—¿Eleni? ¿Por qué?

—No le gusta las peleas, ella piensa que los problemas se pueden resolver hablando y cuando es el centro de atención —calló un momento para hacer una mueca de descontento —bueno, eso solo empeora las cosas.

Mi vecino de enfrente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora