"¿Me gustas?"
—Es precioso —fue lo que pudo decir el japonés al observar maravillado aquel lugar.
Viktor sonrió satisfecho y se sentó en la orilla del río, donde había vegetación natural creciendo debajo de sus suelas de sus zapatos. Miró a Yuuri y este enseguida lo siguió.
—Me alegra que te gustara —completamente mirando al cielo habló —cuando era pequeño mi madre siempre me traía a este lugar. Me quitaba los zapatos y me metía al río a jugar.
Yuuri se pudo dar cuenta, no solo porque estaba el ruso a su lado, sino porque desde que lo conoció aprendió a observarlo.
En esos momentos la sonrisa de Viktor era completamente diferente a la que conocía, no había burla, ni mucho menos era de suficiencia. Era sincera, llena de nostalgia y recuerdos lejanos. Los ojos azules del ruso brillaron con intensidad, volviéndose más azules de lo que ya eran.
Viktor al darse cuenta que el menor lo estaba mirando, se giró en su dirección para sonreírle al japonés. Sin embargo, en vez de devolverle la sonrisa al ruso, Yuuri posó su mirada al frente llevándose una mano al pecho. Su corazón latía sin proponérselo, su pulso se había alterado y el calor subió a su rostro.
"¿Qué demonios me pasa?", pensó evitando la mirada llena de confusión del ruso.
Para evitar aquello, Yuuri se quitó las zapatillas deportivas y metió sus pies dentro del río, el agua estaba fría y eso fue tan refrescante para él, pues el calor que hacía era insoportable.
—Lo siento —dijo Yuuri completamente apenado —pero a mí me encanta el agua.
Viktor lo miró unos instantes y enseguida lo imitó, los dos pares de pies yacían dentro de la suave corriente del río. Su cercanía de alguna manera se hacía más corta, pero cuando Yuuri se dio cuenta no se apartó como normalmente lo hacía.
—¿Te gusta el agua? —Viktor trató de retomar el tema después de unos minutos de silencio.
Unos árboles al lado de ellos hacían sombra, por lo que era tan agradable aquel día.
—Cuando vivía en Hasetsu —dijo mirando el agua del río correr por sus pies —se encuentra el mar. En estos días calurosos me gustaba salir y quitarme mis zapatos, recorrer la orilla para sentir la sensación de la arena mojada debajo de ellos. Las olas que llegaban eran refrescantes y siempre me gustaba la tranquilidad que se vivía en aquel lugar.
—¿No te gusta vivir en Tokio?
Yuuri hizo una mueca de desagrado, y cuando lo hizo a Viktor le dieron unas ganas enormes de abrazarlo, tanto fue su emoción que tuvo que tomar su brazo con una mano, solo para impedirlo.
—Vivir en Tokio es agradable —dijo poco entusiasmado —pero... extraño a unos amigos que tenía en aquel lugar, y la tranquilidad que se albergaba cada día era tan agradable.
—¿Lo extrañas? —indagó más al descubrir que Yuuri hablaba más de él.
—Mucho —confesó con gran añoranza —pero, al menos por un largo tiempo no podemos volver, las escuelas que quiero están fuera de Hasetsu.
—¡Ya se! —gritó Viktor alzando las manos sorprendiendo a Yuuri —las próximas vacaciones vamos a Hasetsu, seguro mi madre le encantará conocer tu lugar natal. Y a mí también.
Yuuri hizo una sonrisa burlona sin mirar a su compañero, su mirada estaba posada sobre el agua que reflejaba sus rostros.
—Claro, para decirles a todos y burlarse de mí.
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Mi vecino de enfrente.
Hayran KurguViktor y Yuuri son adolescentes que asisten en la misma escuela y misma clase. Viviendo en dos mundos diferentes, siendo dos polos opuestos llegan a sentir una atracción. Viktor siendo orgulloso, hace una apuesta que lo hace perder más de lo que pu...