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"Ganando la confianza"

El agua caliente recorría su cuerpo sin siquiera creer lo que estaba pasando, Viktor Nikiforov era la persona más rica de toda la escuela, sin embargo su madre estaba en una casa parecida a la suya, no sabía el motivo ni mucho menos quería saberlo, pero de algo estaba seguro, esa noche el ruso había ayudado a Yuuri más de lo que otros lo hicieron.

Aunque le doliera admitirlo, Viktor le había salvado y le había tendido la mano cuando más lo necesitaba, si no hubiera sido por el ruso, en estos momentos aun no llegaría a la estación de tren.

Una vez bañado y cambiado con la ropa de su compañero, salió del cuarto de baño encontrándose a dos pares de ojos celestes quien lo miraban, unos con duda y otros con dulzura.

—¡Yuuri! Veo que las ropas de Vitya te quedan grandes, no importa, te ves adorable.

—Señora Nikiforov, ¿podría... —Antes de continuar, Eleni le tapó la boca a Yuuri.

—No me digas señora Nikiforov, para mí, dejé hace mucho ese apellido, solamente dime Eleni, ¿de acuerdo?

—Muy bien, señora Eleni, ¿me podría prestar su teléfono? Debo llamar a casa.

—Si Yuuri, ocúpalo.

Una vez que Yuuri comenzó a marcar el número del local de sus padres no contestaron, así que decidió marcar al teléfono de su casa, por fortuna para él su madre contestó.

Mientras Yuuri le explicaba a Hiroko que se iba a quedar a dormir en la casa de un compañero, Eleni miraba a Yuuri y después a su hijo que se encontraba ya sentado en la mesa esperando la cena.

—Mamá, si tienes algo que decir dilo.

—Me parece extraño que un niño tan lindo y bien educado sea tu amigo.

—Él recibió una beca para que estudiara en la misma institución que yo, es mi compañero de clase, nada más.

—Pues no me lo parece, Yuuri viste muy diferente a todos tus amigos que me es casi imposible creer que es alguien tan cercano a ti —por un momento se quedó callada hasta que una loca idea cruzó por su mente —Viktor, ¿acaso estás enamorado de él?

Antes que Viktor pudiera responder con un rotundo no, Yuuri llegó a su lado sentándose en una silla cerca de la madre del ruso.

—Muchas gracias, ya le hablé a mi mamá, agradece mucho su hospitalidad.

—Para mí es un placer, vamos, siéntate a cenar, debes de estar muriéndote de hambre.

La cena pasó agradable, por unos momentos Eleni hablaba de Viktor, de lo que hacía, de cómo era muy caprichoso y de lo mucho que le costó criarlo a distancia, Viktor en cada comentario miraba a su madre con un cariño que nunca le había mostrado a nadie.

Hasta que llegó el turno de conocer a Yuuri.

—Dime Yuuri, ¿a qué se dedican tus padres? —Preguntó Eleni sirviendo un dulce flan.

—Son dueños de un restaurante, está cerca de la estación de tren, ellos preparan katsudon.

—¿Son ellos los dueños? He pasado varias veces a cenar en aquel restaurante, es realmente rico, el servicio y la comida son una delicia.

—Sí, antes vivíamos en un pequeño lugar llamado Hasetsu, pero al darme esta beca para mis estudios tuvimos que mudarnos a Tokio, así que aquí nos va un poco mejor.

Viktor solamente miraba a Yuuri expectante, sentía que si interrumpía la conversación iba a incomodar al japonés.

—¿Y qué haces en tus ratos libres? —Eleni estaba más que dispuesta a saber cómo en verdad era Yuuri.

Mi vecino de enfrente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora