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 "Un orgullo herido."

Viktor se encontraba enmudecido ante la fría actitud de Yuuri, ese estudiante era un completo idiota por sentirse más de lo que realmente era, aunque no podía negar que había apostado un yate y lo iba a ganar costara lo que costara.

Yuuri no era como las mujeres con las que había estado conquistando con anterioridad, todas las mujeres que al menos él conocía morían por ser su pareja, no había ninguna necesidad que jugar a esos estúpidos juegos de enamorados, ya que cuando Viktor elegía a una, era sencillo que ellas aceptaran que hasta él mismo se sorprendía.

Las novias de Viktor eran las mejores, ya que cuando alguien era su pareja, les regalaba cosas demasiado costosas para una persona común, algunas veces les regalaba joyas, ropa, zapatos, todo lo que ellas querían, siempre y cuando no se metieran más de la cuenta en su vida, cuando el ruso se aburría de ellas, las dejaba y pasaba a la siguiente.

Con Yuuri era completamente diferente, desde el primer día que lo vio le desagradó al instante, en primera, porque una persona como era Yuuri no tenía ningún derecho de entrar a ese tipo de escuela, donde se supone que solamente personas de su linaje eran aceptadas, por eso lo rechazó de inmediato, sin embargo, lo que hirió su orgullo en gran medida fue que aquel chico sin gracia le ganara en los exámenes.

Eso fue el colmo y quiso ponerlo en donde se merecía, debajo de la suela de su zapato, sin embargo, grande fue su sorpresa que el japonés se supiera defender.

Ahora, nuevamente lo humillaba de una manera campante, mientras mostraba esa expresión seria que a todos les dedicaba, aunque no importaba, ya que quería ese yate y lo iba a obtener de una u otra forma, cuando se proponía una cosa, la cumplía.

Viktor ni siquiera se movió del lugar, ya que estaba siendo completamente ignorado no iba a permitir perder ese premio, aunque tuviera que jugar a las conquistas con Yuuri.

—Veo que te gusta leer —dijo repentinamente jalando un auricular del japonés para que le prestara atención.

—¿Hay algún problema con ello?

—No, ninguno, pero me sorprende que leas a Leroux, normalmente varios leen a otros menos interesantes.

—Todos los libros son interesantes.

—Eso no es a lo que me refiero, pero yo también lo he leído y me parece un libro muy bueno.

—Ya veo —contestó secamente Yuuri —yo lo he leído cuatro veces, y sigue sin aburrirme.

—El fantasma de la ópera, completamente un libro para ti, ¿no es verdad?

Yuuri lo ignoró completamente rodando sus ojos mientras seguía con su lectura, y aunque quisiera ignorar a su compañero frente a él no podía, tenía una fuerte presencia muy difícil de ignorar, lo que más le incomodaba eran esos ojos celestes tan intensos que le miraban casi sin parpadear.

—¿Puedes dejar de mirarme? Me incomoda —dijo completamente molesto.

—Lo siento, no pensé que fueras tan sensible en esos aspectos, pero no te dejaré de molestar hasta que salgas conmigo.

—¿Por qué? Precisamente ayer trataste de intimidarme diciendo que debo conocer mi lugar, y ahora de la noche a la mañana me dices que quieres ser mi pareja, ¿qué demonios pasa?

 —Katsuki, ¿nunca te ha pasado que quieres llamar la atención de una persona y no sale como realmente esperas? Eso me pasa a mí, quiero conocerte pero soy lo suficientemente torpe para expresar mis sentimientos.

Yuuri lo miró con asombro y por una fracción de segundo se preguntó si había estado mal haber juzgado tan duramente a su compañero, a lo mejor, y tal vez, Viktor no era lo que aparentaba, pero como siempre, aquel muchacho solamente arruinaba los pensamientos de Yuuri. 

Mi vecino de enfrente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora